Capitulo 5.

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-¡Muy bien Aomine, lo has hecho excelente!-el moreno en el momento en que escucho aquellas palabras inmediatamente se acomodo bien sus ropas y se incorporo en la camilla para extender sus pequeños brazos al sonriente pelirojo que se encontraba a no mas de 3 pasos frente a él, custodiando cada acción del doctor que lo acababa de dar de alta, después de su consulta diaria.

-Fuiste un niño muy bueno Aomine...-el pelirrojo lo recibio dichoso en sus brazos, alzandolo y hasta dandole unas pequeñas vueltas en el aire, completamente extasiado de emoción al ver a su pequeño en perfectas condiciones. Le emocionaba en exceso al ver que el pequeño híbrido que después de un mes, estuviera tan grande y lleno de vida a su lado. Lo amaba. No habia nada en esta vida que le diera mas emoción, que ver a ese moreno mas crecido y  en perfectas condiciones.-Entonces... no hay necesidad de traerlo de nuevo, ¿hasta dentro de un mes?

-En efecto.-el doctor Midorima asintió en aprobación y se acercó al pequeño para acariciar su cabeza y ver con emoción al igual que el pelirrojo, como esté meneaba su cola de manera leta de lado a lado en aprobación. ¡Es que como no emocionarse, si hasta el pequeño ronroneaba en aprobación!-Pero no olvides de darle su medicina y sus vitaminas, y su adecuada alimentación.-lo miró de forma seria y suspiro-Cuento contigo.

-¡Claro que si! ¡Jamás dejaría que nada malo le pasara a este pequeño!-Kagami abrazo con más ganas el cuerpo del pequeño híbrido y este ronroneo en una respuesta afirmativa.

El pequeño estaba feliz, se sentía amando, necesitado... al fin sentía que pertenecía a una familia. ¿Y es que como no sentirlo? Si Kagami cada día se encargaba de recordárselo de una manera indirecta.

Siempre que él se sentía triste, necesitado, solo o decaído, Kagami estaba ahí para levantarle el animo de alguna u otra manera. Ya sea con comida, con regalos, mimos o con lo que más le agradaba al pequeño. Esas dulces y pausadas palabras de amor que le repetía.

-Fuiste un buen niño, ¿no es así?-Kagami le sonríe con esa sonrisa dulce e infinita que posee y lo eleva hasta su rostro para sonreír aún más-Como fuiste tan bien niño hoy... ¿quieres un helado?

El pequeño minino solo asiente de forma histérica y entusiasmada para aferrarse con más ganas al cuerpo del mayor, dandole unas cuantas lamidas a sus mejillas sonrojadas.

-Bien, bien... vamos por el...-El pelirrojo besa con infinita ternura su cabeza y lo acomoda en sus brazos para caminar a la heladería más cercana al consultorio para comprarle el helado más grandes que encuentre en el menú.-Te lo mereces...

Aomine recibe gustoso el helando y le da pequeños lengüetazos que a veces le dejan la lengua y el rostro paralizado. Pero no menos feliz, porque está al lado de Kagami y no hay nada más en esta tierra que lo haga más feliz que estar a su lado.

El pelirrojo sigue con su caminata, aún con Aomine en los brazos y saluda a algunas personas bajo la atenta mirada del híbrido. Que no hace más que ahuyentar a las personas por su cara de malos amigos y de total posesividad.

Kagami no hace más que reírse a carcajadas al darse cuenta de lo que está pasando y susurra con dulces palabras al menor:

"Nunca dejaré que nadie te haga daño".
"Nadie te lastimará, mientras yo esté a tu lado".
"Mientras permanezcas a mi lado, serás feliz".
Y la frase que siempre le calará en sus huesos, hasta lo más hondo y mas profundo de su ser...

"Yo te amaré por siempre".

Desde el momento en que el pequeño felino escucho aquellas palabras, entendido su significado, jurándose a si mismo, que jamás, nunca en la vida, llegaría a fallarle a Kagami... se llena de un júbilo inquebrantable, porque el definitivamente, ama de igual manera a aquel pelirrojo.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2017 ⏰

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