- No te enojes, pero venir a estos lados no me gusta nada.- Menciono el rubio mientras observaba a su mejor amigo caminar entre las lapidas.
-Puedes regresarte si quieres, yo no pedí que vinieras Suga.- Comento deteniéndose para mirar al mayor con una pequeña sonrisa.-¿Te han dicho que eres cruel, JungKook? - Se hizo el ofendido mientras llevaba una de sus manos a su pecho. El mencionado esta vez se permitió reír ante el drama de su amigo, encogiéndose de hombros antes de seguir con su camino.
-Me lo han dicho seguido. Regresa a casa, te veré después.- Y sin dejar que el rubio protestara consiguió pasar entre los arbustos hacia otra parte de aquel cementerio.
En aquel lugar no había muchas personas, con suerte había apenas tres soñaras mayores en toda la sección en la que estaba.Observo atento cada una de las lapidas, muchas de ellas parecían abandonadas, sin flores, casi derrumbándose. Se pregunto entonces si las familias habían decidido olvidarse por completo de sus familiares que se adelantaron. O si, toda la familia había muerto ya.
Un suspiro escapo de sus labios y continuo con su camino, con su caja de lapices y un cuaderno entre sus manos. Tenia una fascinación por los grandes mausoleos que habían sido del periodo gótico y dibujarlos se había convertido en su pasatiempo.
Una rama crujió detrás de el y pego un salto, observando rápidamente y percibiendo la delgada figura de un gato perderse entre las tumbas.-Oh, pequeño.- Murmuro sonriendo mientras cambiaba su rubo yendo tras el minino. Con su vista fija en aquel pequeño animal, siguió andando entre las lapidas sorprendiéndose luego al ver donde se detenía el gatito.
El gato curioso se acurruco junto al cuerpo de un muchacho. Este parecía dormir bajo un bonito y frondoso árbol que le cubría de los rayos del sol. JungKook apenas pudo creer que aquel muchacho fuera real.
Era tan hermoso que le hizo pensar en los ángeles. Sus ojos se deleitaron con aquella escena, la piel del extraño estaba ligeramente bronceada, sus labios abultados -Y apetecibles, según Kook.- se detuvo en su vestimenta, llevaba un traje negro pero por alguna razón llevaba la camisa desabotonada. Las mejillas del muchacho curioso se encendieron cuando observo el abdomen trabajado de aquel lindo chico.
El gato ronroneo y un par de ojos se enfocaron en JungKook.
-Eh.. yo... ¡Pense que el gato estaba perdido! Pero ya que no es así, entonces me voy.- Exclamo rápidamente mientras se giraba dispuesto a irse.
El muchacho le miro confuso mientras se levantaba.
-¿Que gato? -Al escuchar aquello Kook frunció los labios y volvió a mirarle, señalando hacia el suelo, donde de pronto ya no había nada.- Ahí... Habia un gato.- Observo a su alrededor y no hubo ni rastro, suspiro abrumado y negó ante la mirada confundida del chico.- Olvídalo... ¿Estabas dormido? ¿Haz venido a ver a alguien?
-¿Yo? - Se señalo así mismo y Jungkook frunció los labios.- Lo siento, yo no... -El chico se quedo en silencio mientras bajaba la mirada. Algo no andaba bien y el sentimiento de angustia en su pecho no desaparecía.- No recuerdo como llegue aquí.- ¿En serio? Uh... Bueno, entonces deberías volver a casa, hueles a alcohol.- JungKook llevo una de sus manos a su rostro y cubrió su nariz haciendo una mueca de asco, antes de reír.
- ¿En serio? -La risa de aquel chico con dientes de conejo se le contagio así que comenzó a reír también luego de olfatearse así mismo.- Ugh, tienes razón. Pero bueno, pequeño conejo. ¿Como te llamas?
Jungkook iba a protestar ante aquel apodo pero la sonrisa de aquel chico le hizo comprender que su intención no era molestarle de verdad.-Jeon JungKook, ¿Y tu? - Pregunto curioso y el otro chico no hizo mas que sonreír y extender su mano hacia el.
-Lindo nombre. Es un placer, dime Jimin.- Jungkook extendió también su mano para estrechar la ajena. Jimin observaba aun con una sonrisa a aquel bonito chico. Esa sonrisa y esos dientes de conejo le hacia lucir demasiado adorable.- Jimin... nunca te había visto. ¿Te acabas de mudar? - Cuestiono nuevamente curioso mientras deshacía el agarre de sus manos. Jimin negó ante aquella pregunta. Iba a responder que la ultima vez que había visitado aquel lugar era cuando su abuela había muerto, pero un llanto conocido llamo su atención.
- ¿Jimin? - Jungkook le llamo de nuevo al verle sumido en sus pensamientos.
- Mi madre esta llorando... ¿La escuchas? - Jimin observo a su alrededor, intentando descifrar de donde venia el llanto. Jungkook hizo lo mismo, y tiro suavemente de la mano del contrario cuando percibió que el llanto provenía de la sección donde había estado antes de ser atraído por el gato.Ambos confundidos y en silencio se aproximaron hasta el grupo de personas. Mujeres, hombres, niños, niñas, todos iban con al menos una prenda negra. JungKook se quedo atrás mientras Jimin observaba a su madre llorando en brazos de su padre. Junto a ellos, Hoseok abrazaba a Taehyung, mientras mantenía sus vista perdida y cansada en el cajon que permanecía abierto para que las personas dieran su ultimo adiós.
-¿Mamá? ¿Que ocurre? - interrogo en busca de respuestas, mas sin embargo, tanto ella como su padre parecían ignorar su presencia. Chasqueo su lengua y se acerco a su mejor amigo. - ¿Que pasa, Hoseok? - Insistió de nuevo, pero al igual que sus padres este le ignoro.
La angustia en su pecho volvió a aparecer, una brisa helada le recorrió el cuerpo haciéndole estremecer y los recuerdos de aquella noche atravesaron su ser.
Con pasos temblorosos se aproximo al cajón, con cada paso la angustia crecía y murmuraba un ''No, puede ser'' con temor.
Al llegar sus ojos viajaron por el cuerpo que descansaba inerte sobre las almohadillas.
Observo a sus padres, a sus amigos, a las personas que estaban ahí. Todas ellas eran ajenas a su presencia, y luego sus ojos se detuvieron en JungKook. Aquel lindo muchacho con dientes de conejo le observaba con preocupación.
Su mirada se poso en el cajón frente a el. Observando nuevamente como su cuerpo yacía dentro de este.
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† Wherever you will go †
FanfictionUn joven perdido entre dos mundos, atado a la realidad y obligado a contemplar lo que hubiese sido, si tan solo su vida no hubiese terminado en medio de un arrebato de su propia ira. Un lazo indestructible de dos almas inseparables que aun se desco...