- Ahora mismo me dirás que hay entre tu y la chica Malfoy - exclamo Fred II hacia su primo quien lo ignoraba históricamente mientras jugaba con una pulsera en su mano con una sonrisa traviesa - ¡CORNAMENTA!
-¿Qué?- pregunto James Potter guardando apresuradamente la pulsera en su chaqueta
-¿Qué hay entre la chica Malfoy y tu? - repitió una vez más el pelirrojo viéndolo con desaprobación.
- No se de que hablas Canuto, solo soy amable - respondió acogiéndose de hombros aun con las manos dentro de la chaqueta
- Todo el mundo habla de ti - dijo casi en un susurro - llevamos cuatro meses en Hogwarts y tu no te separas de ella, la acompañas a desayunar, la llevas a su primera clase, le cargas los libros, se desvelan juntos ¿Y no pasa nada? -
-Tila y yo solo somos amigos - Dijo en un tono serio.
-¿Tila? Es una Malfoy, su padre fue un mortifago, los Malfoy son malignos, pelearon junto a Voldemort, pertenecen a los sagrados 27 que crees que sea ella, puede que sea mestiza pero sigue siendo una Malfoy.
- Te lo diré así y sólo lo diré una vez Canuto, tu no la conoces, y no voy a permitir que hables así de ella. Y sinceramente lo que haga no te importa, eres mi primo y mi mejor amigo pero nadie puede saber de esto, mi padre no lo tomara bien, con el hecho de saber que Al es Slytherin y amigo de los Malfoy es suficiente. Y si me gusta o no no es tu maldito problema.
- Saldremos de vacaciones en unas semanas, y por tu bien espero que te olvides de ella -agrego para subir a su habitación hecho una furia
Los Gryffindor comenzaban a entrar apresuradamente por el retrato de la dama Gorda, la nieve había espesado y el frio era insoportable. James miraba constantemente hacia la puerta, esperando visualizar unos cabellos rubios, ignorando completamente a sus amigos. Las horas pasaban y su pequeña amiga no aparecía, la presión en su pecho era insoportable, sentía que todo le daba vueltas, sin importar los reclamos de Lissander arrebato el mapa del merodeador de sus manos y corrió fuera de la sala común esperando encontrar a Tila Malfoy
Sus ojos recorrían con temor el mapa, hasta que visualizo el pequeño punto con su nombre, Antila Jean Malfoy, estaba cerca de las mazmorras, por lo visto acababa de dejar a su hermano y a Albus, Albus, ese maldito, que no sabia que a una dama como Antila se le dejaba en la puerta, si algo habían aprendido de su madre eran esas simples reglas de etiqueta, si bien Ginny Weslay no era una dama de sociedad, había educado a caballeros, no a patanes que dejaban a las chicas del otro lado del castillo.
Mientras corría para alcanzar a la chica algo raro paso, un punto con el nombre de Sophie Wood se acercaba a Tila, la mente de Potter lo taladraba, si bien Wood había sido la recibidora de sus atenciones, con la llegada de Antila ella quedo descartada, Antila era la chica perfecta, si bien solo tenia 12 años y Antila 11, el sabia perfectamente , que la única persona con la que se veía en un futuro, ella era la suave brisa del verano, su risa tan melodiosa como los pájaros, su pelo tan delicado y brillante como si de hilos de oro se tratasen, sus ojos tan profundos que era fácil perderse en su brillo, el leve rubor sobre sus pálidas mejillas la hacia ver como una muñeca de porcelana, era tan blanca como la nieve misma.
Sus pasos se aceleraron a un más al ver a Sophie salir de una aula vacía donde el nombre de Tila estaba sin moverse.
Su corazón se desbordaba, su muñequita de porcelana tal vez estaría en graves peligros.Antila Malfoy había pasado los últimos meses recibiendo las cortesías de James Potter sí bien a su hermano Scorpius no le parecía lo correcto ella estaba de lo más que encantada se desvela van a diario, la acompañaba a sus clases, a desayunar, cargaba sus libros, hacían tarea juntos, era más que evidente el interés de Potter en ella. Esa tarde se había quedado de salir con los dos Slytherine, Al y Scorp, había sido un día muy divertido, pero como siempre el tema de James Potter había terminado en pelea, así que ahora caminaba sola de regreso a su torre.
Tal vez tenía razón debía alejarse del chico, James era encantador de eso no había duda, sólo el provocaba que se sintiera en las nubes.
Una figura de acercaba a ella amenazantemente, si bien sabía defenderse a lo muggle no estaba segura de poder si había magia involucrada. Sophie Wood, una Revenclaw, bastante popular, su padre era uno de los mejores capitanes de quidich, era hermosa eso no había duda, su cabello risado caía hasta su cintura, poseía unos hermosos ojos verdes, y labios carnosos, para tener 12 años era simplemente hermosa.
-Escuchame muy bien Malfoy- hablo por fin levantando su varita y apuntando a Antila -¡Alejate de James Potter! - le grito mientras la acorralada en una aula vacía
-¿Y que si no quiero? - respondió altanera, sin dejarse intimidar por los centímetros de diferencia
- Te haré la vida miserable, el era mío, hasta que tu llegaste - dijo en un susurro lleno de odio
- Bien Wood trata -respondió con su típica sonrisa - No olvides quién es mi padre - viendo el temor en los ojos de Sophie
-Maldita mestiza ¿Quién te crees?
- No es quien me creo querida, es quien soy, soy la heredera de los Malfoy, hija de una heroína de guerra, así que si no quieres terminar con una carita rota alejate de mi, el ya hizo su elección, tres galeones de amor propio - mientras daba la vuelta para salir, todo se volvió obscuro, Wood la había hechizado, maldito Potter sólo traía problemas.
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Un Potter y una Malfoy ¡JAMAS!(tercera generacion)Editando
FanfictionEn esta historia James Potter se enamora de Antlila Malfoy que susedera cuando Draco y Harry se enteren lo permitiran tan diferentes pero tan parecidos