Capítulo Dos: Maldecir a los cielos.

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La lluvia caía, lenta, tenue y vivaz. Como si gozara al hacer su aparición.
Sentado en el banco del pequeño parque, observaba las líneas de sus manos, desde hacía horas. Mientras las palabras que maría le había dicho en la mañana resonaban en su cabeza.
"Creen que mangel cayó en speril". Fue tan letal como una bala en la cien. Al oír eso palideció y comenzó a correr. Sin saber a donde iba, sin saber que haría, como queriendo desaparecer.
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Si analiza la situación. Con mangel solo tienen una relación de hermandad, compañeros de pandilla, compadres. Pero el siempre le había resultado especial. No sabía si era su forma de ser, sus bonitas gafas o el hecho de que siempre le había sido incondicional sin importar  circunstancias.
Tenía una sonrisa en su rostro, pero no se percató de ello. Tampoco logró distinguir que alguien lo observaba desde las sombras, atento a lo que él fuera a hacer. 
De pronto observó al cielo, pudo distinguir lo radiante de cada estrella, la lluvia había cesado. Caminó y de repente, su mente se iluminó. Creyó que sólo él podía salvarlo, rescatarlo.
Estubo planeando su misión con mucho cuidado, si de algo estaba seguro es que no se echaría para atrás, iría a por él, entraría en Speril.

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