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¡Y hoy es el día más feliz de mi vida! Ok, ok no el más feliz, pero sí uno de los más felices.
¿ Alguna vez han sentido alivio por ver su ropa interior manchada de sangre? Pues yo sí. Así es amigos, ha llegado mi más esperado período *aplausos*.

Aunque les confieso que soy tan ilusa, que alguna parte de mi ser esperaba que no llegara. ¿ Por qué? Pues resulta al final, que la bestia me tiene en sus garras de nuevo. Y, ¿ lo peor? Nisiquiera le intereso.

Error no. 4 Volverte a enamorar de la bestia. O lo que es igual, desenterrar tus sentimientos.

Volvamos a la historia. Entonces empecé a trabajar. Todo profesional. Nada de juegos, coqueteos, sonrisas.
Mmmm nos duró exactamente una semana, estábamos en su carro. Justo frente a mi casa. Cuando todo nos salpicó en la cara.

-Entonces la porquería de novio que tienes no puede traerte a tu casa.
-No hables así de él, no entiendo como es tan difícil para ti simplemente decir su nombre.
-Es que quiero que entiendas que solo te está utilizando, que su relación es lo mismo que la nuestra al final. Apuesto lo que quieras que cada vez que se juntan es para tener sexo.
-Eso no es tu asunto, además él no me trata como si yo no le importara, no me manipula ni me humilla.
- ¿ Por qué no pierdes oportunidad para recordarme mis errores, aún no lo superas?
-Oh por supuesto que lo superé, estoy feliz con otra persona, ¿no lo ves?
-No, no lo veo, él solo te utiliza, ¿Por qué no lo ves?
- ¿ Y a ti que te importa? Eres mi jefe, eso es todo, " vamos a mantenerlo profesional". Quédate fuera de mi vida.
-¿Profesional? ¿Pero tú te haces o eres tonta?. No puede haber nada profesional entre nosotros.

Así de intensa fue la conversación, luego de eso no me molesté en responder y decidí bajarme del carro antes de que sucediera algo de lo que podría arrepentirme. Que ilusa, como si pudiera escapar.

El siguiente fin de semana estuve probando una nueva compañera de trabajo, que resultó ser la gota que derramó el vaso de mi estress semanal, así que terminé llorando metida en una cabina de control llena de pantallas. Por supuesto la bestia se dio cuenta que no estaba y encontrarme llorando no le hizo mucha gracia.

- ¿Por qué estás llorando?
-Por nada
-¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?
-No es nada, es solo que estoy pensando en dejar el trabajo.
- ¿Por qué? ¿Por quién? ¿Por la chica nueva? ¿ Es por la chica nueva?
-No, no es eso, bueno, sí.
-Mañana la despido. ¿Ese era el problema? Ya está resuelto. ¿Alguien más que te moleste?
-Pero cómo la vas a despedir así porque sí, no, ya te lo dije, yo me voy.
-¡No! Yo no te voy a perder de nuevo. Dime cuál es el problema y yo lo resuelvo. Pero no voy a perderte. No de nuevo.
-Pero es que no vas a ir por ahí despidiendo a todos.
-¿ Quién dice que no? Al final yo soy el jefe, soy el que paga y el que despide. Puedo hacer eso y más.

Sip, así iba la cosa. Por supuesto, no me quedó más remedio que quedarme ahí. Aunque si les soy sincera, no es que quería irme. Así de tonta soy.
Claro, de ahí las cosas fueron a peor. Todo eran abrazos, arrullos y cariñitos para mi. Podía sentir la mirada de los demás acusándome de acostarme con el jefe. No lo hacía, pero me daba igual, porque al final todos tenían algo claro: yo era intocable. Cosa que no me encantaba, pero no me disgustaba del todo.

Y lo peor de todo no era eso, lo peor de todo era que estar entre sus brazos se sentía normal, se sentía como si perteneciera ahí, como si los 5 años que habían pasado, no hubieran existido.

Y ahí mis queridos amigos, empezó el infierno.

Otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora