Capítulo cinco.

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Narra Astrid.

¿Cena familiar? ¡Lo que me faltaba!

Le di una última mirada al idiota y me fuí corriendo a la habitación.

—¡Esto no puede estar pasando dije golpeando la pared!

—¿Señorita Astrid? ¿Se siente bien?—Dijo una mucama—

Asentí.

—No me diga "Señorita Astrid", puedes decirme "As".

—Pero... Soy una empleada del establecimiento.

—Digame su nombre.—"Heather" constestó.—Bueno, Heather. Tu no eres una empleada para mí. Hoy tengo una cena, no soporto un día más aquí.

—¿Ya conoció al señorito Hiccup?

Reí.

—¿Ese idiota?, Sí.

—Creo que nos llevaremos bien, As.

Sonreímos.

—Iré a vestirme. Hoy tengo esa maldita cena.

Salí corriendo al vestidor y busqué algo ridículo para ponerme.

Vestido azul y zapatos rosado chillón.

Soy la puta ama.

Me bañé, me hice una trenza de lado y me vestí.

Jugué un rato a la computadora y Salí.

Miré a mi derecha y se encontraba el idiota de Hiccup con una camisa blanca unos pantalones de vestir y zapatos marrones. Estilo elegante.

Sonreí falsamente y él me miró de arriba a abajo. Se quedó mirando mis zapatos y ladeó la cabeza con cara de desaprobación.

Me encogí de hombros y  bajé las escaleras con el idiota a mis espaldas.

Mamá y su marido estaban abajo.

Ella lucía un vestido negro largo con zapatos taco aguja. Su hermoso cabello estaba suelto y caía delicadamente por sus hombros.

Adrián me miró y sonrió con vergüenza. Mi mamá solo abrió exageradamente los ojos.

—Te vez... Espléndida...—Dijo Adrián.

Su cara era un poema.

—Bueno... ¿Nos Vamos?—Dijo mi madre—

—Papá, yo iré en mi auto. Luego tengo que salir.

Adrián rodó los ojos y asintió.

Yo me dirigí con mi mamá.

Una vez en el auto, Adrián arrancó y nos fuimos.

12:30 pm.

—Bienvenido señor, puede pasar. Su mesa ya está lista. —Dijo una mesera.

Nos sentamos y Adrián habló.

—¿Y Hiccup?

—Allá viene amor. —Dijo mi mamá mirando ala puerta.

Se acercó y se sentó.

Mientras mis padres hablaban yo saqué mi celular y empecé a revisar Instagram.

—Lindo outfit. —Dijo Hiccup riendo.

Seguí mirando la pantalla de mi celular que ahora se encontraba apagada.

Una camarera se acercó y dejó la carta. Yo le dije a mamá que ella eligiera por mí.

La camatera no dejaba de mirar a Hiccup, el solo se hacía el distraído.

Luego de pedir, le dimos la carta y ella se giró golpeando a Hiccup por el hombre.

—Oh, lo siento Hiccup...—De repente me miró como si hubiera dicho algo terrible. El también me miró y entonces ella se fué.

—Entonces se conocen.

—¿Quienes?—Dijo haciéndose el desentendido.

—Ella te observó desde que llegamos, es obvio que se conocen.

—Pues, sí. Me ha atendido varias veces. —Mintió.

Ja.

—Claro que de seguro te atendió varias veces. Y de varias maneras. —Dije levantando las cejas—

El apoyó sus codos en la mesa acercándose y dijo:

—Pues, eso no te incumbe.

—Pobrecita de ella, ni le dirigiste la mirada, pues, eso es cosa de ricos. Sólo tienen dinero y ya se creen gran cosa.

—Veo que tienes algo en contra de nosotros. Pues, te diré algo, enana, gente como tú y tú madre son como la camarera. Caza fortunas que se venden por dinero. Y a esas personas solo se las puede llamar de una forma, y es por... —Pero no alcanzó a terminar por que roja de furia agarré la copa y se lo tiré en la cara.

Lastimosamente la copa estaba vacía.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2017 ⏰

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