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El dolor que sentía en mi pecho era una huea de otro mundo, en este mismo momento me podían sacar el corazón y ni lo sentiría porque yo ya no lo sentía, yo ya no podía sentir nada, en el lugar donde debía estar mi corazón no sentía más que un vació enorme, ni siquiera sentía frustración o rencor hacía el Luis o hacia al Angelo, simplemente no sentía, como si nada de esto estuviera pasando, como si todo esto no me afectará, pero la verdad es que si lo hacia. Me afectaba más que la cresta porque hasta hace solo unas horas atrás era un espiral de emociones como siempre lo había sentido, podía sentir de todo pero sin embargo en esta ocasión ya no podía sentir. 

No solo me habían quitado mi posibilidad de ser feliz, también me habían quitado la posibilidad de tristeza, de hacer un luto por mi hermano porque la verdad es que nunca lo había hecho, hace años atrás no pudo serlo porque la culpa me carcomía, la culpa de saber que había pasado y no poder decirlo y ahora no sentí nada. No podía y tampoco quería.

Si sintiera algo en este momento moriría

Así tal cual

No podría contra todas las emociones.

Así que quizás me habían echo un favor después de todo.

Y así fue como vi pasar los días, como mi vida seguía pasando mientras yo no pensaba, no sentía, solo actuaba como en modo piloto automático, fingía sonrisas, fingía conversaciones, fingía mi rutinas. Eso se había vuelto mi vida, fingir frente a todos, fingir que mi vida seguía, siendo que la verdad es que yo ya había dejado de vivir, me había bajado de este viaje desde ese día.

Desde ese día que no había vuelto a ver al Luis, no sabía donde estaba y la verdad poco y nada me importaba y en cuanto al Angelo tampoco lo había vuelto a ver, sabía que seguía en alguna parte del hotel. Desconocía si él me estaba evitando o solamente ya no coincidíamos, pero creo que tampoco me importaba demasiado.

-Alexis-. Me doy vuelta y hablando del rey de roma. Aparece el Angelo, trato de odiarlo, pero no lo hago, trato de amarlo pero tampoco lo hago, solamente veo a una persona frente a mi

-Dime.

-¿Como te sientes?-. Pregunta mirándome directo a los ojos, si hubiera sido hace unos días atrás habría caído rendida a sus pies en ese mismo instante pero yo ya no era esa mujer.

-No siento nada Angelo-. Digo con total sinceridad, porque parece que el no tener sentimientos también me había hecho ser una persona que no se preocupa de mentir o de ocultar la verdad, por un lado lo agradecía.

-Ale...-. Se acerca  mi y no habla, se queda parado a unos cuantos centímetros.

-No te  voy a gritar Angelo, tampoco voy a llorar no te preocupes. Dime lo que quieras, ya estoy destruida.

-No te veís destruida... Te ves... Bastante bien.

-Gracias

-Ale, de verdad que no fue mi intención, yo en ese momento estaba perdido, no sabía lo que estaba haciendo, jamás lo habría hecho si hubiera sabido que era tu hermano, lo juro por lo que sea.

-Te creo Angelo-. No, no lo sentía.

O quizás si.

No lo sé.

-Solo quería darte esto, te pertenece-. Dice, depositando un beso en mi mejilla y dándome una cajita, cuando él se va la abro. Adentro veo la foto con mi hermano, veo doblada la polera de Chile firmada por todos los jugadores, veo una carta que al parecer esta escrita para mi, veo flores, muchas flores, un par de regalos que le había echo cuando eramos pequeños, un anillo, el anillo de mi madre, una... ¿Que? Una radiografía de un bebe y unos zapatitos,.

Mis emociones llegan como un torbellino.

Vuelvo a sentir con la intensidad de no haber sentido nada durante días.

Todo la rabia, la pena, la alegría, el luto, la frustración, la decepción, el llanto. Todo. Todo llega a mi corazón tan rápido como se fue

Mi hermano iba a ser papá

Olimpijski Svijet| [Angelo Henriquez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora