#143

2 0 0
                                    

Entonces me di cuenta que pase mucho tiempo enfrascado en la equivocación.

Tú no me querías por más que replicabas hacerlo.

En ese tiempo yo veía todo muy nítido, podía sentir mi estúpido corazón acelerarse cuando escuchaba tu voz, me daba cuenta que mis mejillas se coloreaban cuando pensaba en ti, no había otro pensamiento que no fueses tú a lo largo de mi día. Veía todo tan claro, yo te quería y parecía que tú sentías lo mismo, pero me equivoqué.

Día tras día, buscaba tu sonrisa, ya nada importaba sólo escuchar tu risa.

Sin darme cuenta me tiré al abismo que tenías en lugar de corazón, no me preocupaba en lo absoluto porque creía que tú estarías al final para salvarme. Sin embargo, tras noches de caída tuve consciencia de que tú nunca me atraparías.

Me usaste de una manera fina y elegante, no te voy a mentir, jamás mencionaste ni dijiste más de la cuenta pero tampoco negaste nada, ni cortaste mis alas. Me viste rendirme a tus pies entregando cada centímetro de mi ser, pero guardaste silencio.

Pasado un verano, te aburriste de mis sentimientos, de mi palabras, de mis sonrisas, de todo lo poco que tenía para ofrecerte. Le diste una ojeada más y disparaste.

Tu (no) amor fue la causa de mi muerte, fue la bala que me atravesó sin dejar rastro. Me observaste una vez más, yo había sucumbido, me hallaba en el piso cual trapo sucio que ya a cumplido su función. No tuviste piedad y disparaste aún mas.

-Yo no te amaba.
-Jamás mencioné que me enamoré de ti.
-No eras más que una moneda de cambio.

Todo caía preciso y exacto, directo en mi pecho apuñalando mi corazón hasta dejarlo muerto, porque tú debías cobrar los intereses por algún día haberlo llenado de amor.

Entonces, callé. No podía decir ni una palabra, tú ya estabas lejos, tú ya no me escuchabas, era víctima de tu pasado y me tocaba afrontarlo.

-Frases-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora