Capítulo 11

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Una semana ha pasado, ya es martes en la noche, estoy acostada en mi cama boca arriba con los brazos flexionados sosteniendo mi teléfono arriba de mi cara pues estoy hablando por chat con varias personas, entre ellos Christ. Escucho algo de ruido en la sala de mi casa, pero no creo que sea nada importante. De pronto la puerta de mi habitación es abierta de golpe y volteo para ver quien fue y reclamarle por invadir de esa manera mi espacio personal pero en cuanto lo hago, lo veo. Está de pie en el marco de la puerta, tiene los ojos hinchados y rojos, yo me preocupo de inmediato, esto sólo puede significar una cosa... problemas con su padre.

Me siento en la cama y con una mano palmeo a mi lado para que se siente conmigo y él me obedece. Se sienta y se seca las lágrimas que comenzaron a caer por su rostro. Paso un brazo por su espalda para intentar abrazarlo.

–Ésta vez se pasó –dice con la voz ahogada, me costó comprender lo que dijo.

–Cálmate un poco y después me cuentas –le digo acercándome a su rostro, dándole un ligero beso en la mejilla y mis labios se mojan un poco con sus lágrimas, un beso muy inocente. Su reacción me deja algo atontada, después de tantos días sin hablarnos, me rodea con sus brazos en un fuerte abrazo cargado de sentimiento, de añoranza, frustración, tristeza, dependencia, perturbación, pero sobre todo de amor. Yo le devuelvo el abrazo de la misma manera, hace mucho que no hacíamos esto.

Nos separamos y él se recuesta en mi cama con la vista perdida en el techo de mi habitación, yo decido hacer lo mismo. No lo quiero forzar a que me diga nada, cuando esté preparado y se haya calmado un poco, sé que lo hará. No sé cuánto tiempo pasamos así, sin decir ni una sola palabra, cada uno perdido en sus pensamientos.

–Quiere sacarme de la casa –dice de pronto serio, ya no está llorando.

–¿Cómo?

–Si... quiere que deje el surf y el fútbol y si no lo hago me bota de la casa. Dice que son una distracción, que sólo debo concentrarme en estudiar la carrera de derecho.

–No puedo creerlo –digo sorprendida, sé lo importante que son esos deportes para él.

–Créelo –me dice en tono firme. –No sé que hacer Rox... No puedo dejarlos, esos deportes son todo en mi vida, mi única vía de escape de ésta porquería de mundo.

–No tengo idea... –le contesto pensativa. –Pero por ahora, ¿qué te parece salir a tomar algo para relajarnos?

–Me parece una muy mala idea –me guiña un ojo y se levanta de la cama rápidamente, luego me da su mano para ayudar a levantarme. Últimamente estoy muy floja.

Nos subimos al carro de Kyle para ir a una discoteca que queda cerca de mi casa, no nos fuimos caminando por la hora, además lo más probable es que regresemos bastante tarde a mi casa. Llegamos, nos costó bastante encontrar puesto, pero al final encontramos uno alejado de la discoteca, era el único vacío que había. Entramos a la disco, la música está bastante alta y está muy llena para ser martes, nosotros trajimos ropa normal ya que el motivo no es divertirnos, sino que Kyle se distraiga un rato. Nos acercamos a la barra y pedimos unos tragos, nos lo entregan y empezamos a beber.

Ya hemos tomado cinco tragos y veo a Kyle bastante relajado. Vamos a la pista de baile a bailar un rato, la música que suena es electrónica así que empezamos a saltar como locos al ritmo de la música y nos reímos. Lo que más admiro de Kyle es su rapidez para olvidarse de los problemas por un rato y divertirse un poco. No sé cuánto tiempo llevamos en la disco, yo hace rato que dejé de tomar, sólo por ésta vez voy a ser la chica responsable. Kyle, en cambio no ha dejado de tomar, ya perdí la cuenta de cuantos tragos lleva. Nos sentamos en la barra para descansar un poco, llevamos mucho tiempo bailando y ya no podemos más.

–Roxy, dame una oportunidad –me dice Kyle de pronto.

–¿Qué?¿De qué hablas? –pregunto realmente confundida. No entendí lo que me dijo, además me costó entenderlo por lo alta que está la música.

–Te quiero Roxy, ya no quiero seguir siendo tu amigo –contesta con la típica voz de borracho y me deja perpleja.

–No juegues con eso Kyle –es lo único que se me ocurrió decir.

–No es juego Rox –apenas y le entiendo. –Siempre me has gustado.

–Deja de decir tonterías –intento que deje de hablar sobre eso y noto como se le empiezan a cerrar los ojos. Tenemos que salir de aquí. Intento ayudar a levantarlo de la silla pero no puedo, es muy pesado y él no puede ni con su cuerpo. Sólo se me ocurre una cosa, saco mi celular de la cartera, veo la hora y son las tres de la mañana. Marco el número de Jeremy, repica algunas veces hasta que contesta .

–Bomboncito, tengo que admitir que he esperado tu llamada por mucho tiempo –dice con la voz adormilada. –Lo que me sorprende es la hora –vuelve a hablar y yo ruedo los ojos.

–Idiota...–mascullo.

–¿Qué? No entendí que dijiste. ¿Y qué es todo ese ruido?

–Jeremy necesito tu ayuda. Estoy con Kyle en la discoteca Lust que queda a dos cuadras de mi casa. Él está muy ebrio, no puedo ni levantarlo de la silla.

–Está bien, ya voy reina –me dice con voz seductora y yo ruedo los ojos y cuelgo la llamada. Llega quince minutos después.

–Pero, ¿qué es esto? –pregunta sorprendido viendo a Kyle que casi parece un muerto.

–Un poco más y se tomaba todo el alcohol del local.

–Y no me invitan –responde colocando una mano en su pecho y poniendo cara de indignado.

–Fue algo inesperado. Kyle no estaba bien, tuvo problemas con su padre.

–¡Oh! Ya veo, eso lo explica todo. Nunca había visto a Kyle así.

–Bueno, ya vámonos –digo haciéndole una seña para que me ayude a levantarlo. Se acerca, tomándolo de un brazo y yo lo tomo del otro lado. Llegamos con mucho esfuerzo hasta el carro de Kyle. Jeremy mete la mano en uno de sus bolsillos sacando el control del auto para encenderlo. Lo acostamos en los sillones de atrás y él ni se mueve, está teniendo un profundo sueño.

–¿Y ahora? –pregunta Jeremy.

–Ahora vamos hasta mi casa. Vete en tu carro, y cuando lleguemos al portal de mi edificio te bajas para ayudarme a llevarlo hasta mi casa –le respondo a Jeremy y me subo al asiento de conductor del auto de Kyle, yo sé manejar pero nunca había manejado el auto de él porque es sagrado, no le gusta prestárselo a nadie.

Llego al portal, me bajo de inmediato y Jeremy también lo hace. Llegamos a la puerta de mi casa y le hago una seña a Jeremy para que guarde silencio, pues mi familia está durmiendo. Con mucho cuidado lo recostamos en mi cama ya que mi casa es tan pequeña que no tiene cuarto de invitados y no hay otro lugar para que duerma, le doy un beso en la mejilla como agradecimiento a Jeremy y me despido de él. Estoy muy cansada y me acuesto al lado de Kyle, fue una noche muy larga. Lo que él me dijo ebrio en la discoteca me deja pensando y no puedo dormir.




Hola mis amores! Recuerden que mi cuenta en instagram es: locayunica28. Sin más nada que decir... que pasen una gran tarde!

Besos de chocolate <3

Cruzando El Límite De La Amistad [LE&SD1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora