'The Four Seasons'

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A los dos días la melodía "We can't Stop" sonó en mi teléfono, provocandome una taquicardia mientras estaba medio dormida en el sofá de mi nueva casa.

-¿Si?- Respondí casi inaudible.

-Señorita Evans.- Dijo aquella voz estridente que sin duda conocía.- Soy Sarah de recepción, ya sabe usted, le llamo porque la señorita Wintour le encantaría poder hablar contigo hoy a las dos de la tarde en The Four Seasons. No llegue tarde.- Me despedí cordialmente y Sarah colgó.

Miré el reloj de mi iPhone, las doce, mierda. Llegaría tarde si no me daba prisa, y no me lo podía permitir. Puesto que ya me había duchado para salir a hacer la compra y tomar el café de las 10 con Leslie, la cual que por fin se digno a salir de su piso después de estar trabajando duro durante la semana que llevabamos aquí, ya estaba más que lista a enfretarme a mi gran batalla. La ropa adecuada. Hoy tenía que ir seria y antenta a la par que juvenil. Vale lo tenía, el vestido perfecto, puesto que era primavera y el frío brillaba por su ausencia, me decanté por un vestido rojo y ceñido hasta la altura de mi estómago de la cual salía una falda del mismo color y aplisada que llegaba por encima de las rodillas. El vestido era de manga corta por lo cual cogí una américana negra a juego con el diminuto cinturón negro que escogí para acompañar a mi prenda. Corrí al baño, deje que mi melena callera por mis hombros para cepillarmela y recogerla en un moño un tanto formal dejando mi flequillo listo y recto destacar. Un poco de color en mis labios y un anillo negro. Me calcé los tacones de Jimmy Choo y cogí mi cartera con mi cartera, llaves y neceser dentro. Cerré la puerta trás mí y empecé a correr, cuando miré el reloj. La una y cinco.

-Idiota.- Me dijé una y otra vez en mi cabeza. Saqué el móvil de la cartera y llamé a Les. Al tercer pitido la chica se dignó a cogerme el teléfono al fin.- ¡Leslie!- Le grité.

-Oh, Dios, Holly, estás fatal.- Su voz estaba cansada, probablemente le hubiera despertando.- Me has despertado, tía, estaba durmiendo al fin.- No me equivocaba en mi posible tésis.

-Lo siento, Les, pero no sé nada de ti desde que llegamos. Estás todo el día trabajando y, sinceramente, te estás comiendo por dentro.- Me paré en una cafetería de los alrededores para pedir un café cortado.- Muchas gracias.- Le dije a la chica que me dió mi café y renaudé la llamada.- Lo siento, me paré a coger un café.- Yo y mi adicción a los cafés.- Como te iba diciendo, tienes que salir.

-Lo sé lo sé lo sé...- Susurró.- Pero tendré que dejar este trabajo, me agota, no tengo vida.

-Haz lo que tengas que hacer para poder ser algo feliz, Leslie.- Suspiré.- Me voy a una comida con la señora Wintour, me paso a verte después.- Sonreí y le pegué un sorbo al café ardiendo.

-Está bien, intentaré estar presentable. O igual no.- Soltó una risita.- Que te vaya bien, Hol, te veo después.- Y cortó la llamada.

Guardé mi móvil en la cartera y entré en el restaurante a las dos menos cinco.- A nombre de la señorita Wintour.- Le dije al metre.

-La mesa diez.- Asintió.- Creo que le están esperando.

Y llegaba tarde, genial, empezaba bien el asunto.- Me dije.

-Hola, Holly, querida.- Me saludó Anna.

-Buenas tardes, Anna.- Sonreí.- Siento la indiscrción pero tengo la terrible curiosidad de saber por qué me ha citado aquí.

-Bueno, chica curiosa, pensaba anunciártelo en el postre, pero veo que eres muy impaciente, y no soy mala, así que la gran noticia es que...- Hizo una pausa.- Richard, se jubila, y por lo tanto tu tendrás que ocupar su lugar como directora de Marketing y diseño gráfico de la revista.- Me quedé pálida.

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