Había conseguido un puesto en una de las empresas más importantes de Japón y requerían mi presencia en el lugar, aprendí varios idiomas para que no se me hiciera tan difícil relacionarme con mis compañeros de trabajo y para tener buenas consideraciones con el que sería mi nuevo jefe.-Pasajeros del vuelo 472 con destino a Japón, pase por la puerta de embarque A6- me levanté del banco junto con mi maleta y caminé hasta la puerta de embarque, donde dos jovencitas muy amables me guiaron hasta la salida que debía tomar.
Cuando me senté en el avión abrí el libro que tenía en mi bolso y seguí leyendo, este viaje iba a ser muy largo...deseaba ser un súper héroe para poder volar y llegar mucho más rápido que este avión.
Sin darme cuenta había llegado a Tokyo y con una mirada de esperanza miré por la ventanilla, todo era distinto a Daegu y a Seúl pero a la vez era todo tan familiar que podría jurar que yo había estado allí.
Ahora en mi nuevo departamento organizaba todas mis cosas, en breve tendría que salir a comprar algo para cenar.
Salí y las calles estaban repletas de gente, vivir en pleno Tokio era tan agobiante incluso para una chica como yo que había estado viviendo con su hermano en mi pleno centro de Seúl.
Pasé por delante de la que ahora sería mi empresa y no pude resistir mis ganas de entrar a mirar el lugar. Una vez dentro miré asombrada la infraestructura del edificio, era como si un artista la hubiera creado. Me sentía como cuando una campesina entra por primera vez a un palacio.
-Señorita, desea algo?- la recepcionista me miró de arriba a bajo y yo le sonreí como mejor pude.
-No en realidad, mañana comienzo a trabajar aquí y sólo quería mirar el lugar- la señorita se levantó de su asiento y caminó hasta donde yo estaba.
-En qué sección va a trabajar?- analizó mi atuendo.
-Me han dicho que sería secretaria del jefe- la joven abrió los ojos.
-Me encanta su vestido, si quiere puede pasar a ver el despacho que le asignarán, llamaré a alguien para que le enseñe todo esto, mañana tendrá que trabajar hasta tarde si le enseñan el edificio- asentí, ella tomó su teléfono y marcó- Buenas noches señor Kim, no, no ha pasado nada malo, sólo quería informarle de la llegada de su nueva secretaria, sí, pensé en que alguien debería enseñarle el lugar, bien, está bien señor se lo diré ahora mismo- y colgó- tiene mucha suerte el mismísimo jefe va a enseñarle el lugar- abrí mucho los ojos, no estaba arreglada para ver al jefe- tranquila, está bonita así, nuestro jefe sabe que acaba de llegar y que no tenía intención de ver el edificio hoy- asentí.
-Gracias- le sonreí, entonces el ascensor del fondo se abrió y salió un joven apuesto con un traje de un azul marino, camisa blanca y corbata a conjunto con su traje, tenía una pequeña sensación de familiaridad al ver su cara pero suponía que era porque él también era coreano y me hacía sentir como si le conociera.
-La señorita Min, supongo- asentí, hice una reverencia y volví a mirarlo, tenía una sonrisa en su rostro.
-Es un placer conocerle en persona señor Kim-esta vez fui yo la que sonreí.
-Acompáñeme, le mostraré su nuevo hogar- seguí a el señor Kim tal como lo pidió- está es la cafetería, mañana por la mañana deberá traerme un chocolate caliente cuando llegue- asentí y lo anoté en mi teléfono- dentro de 2 días tenemos un viaje a la cede principal que está situada en...?- le miré y él sonrió.
-Corea del Sur, Seúl- asintió y siguió caminando hasta el ascensor.
- Está usted casada señorita Min?-negué- no es de muchas palabras, verdad?- sonrió.
-En realidad hablo más, pero estoy estudiando cómo comportarme ante usted sabiendo sus gustos y cosas por el estilo- me miró un poco sorprendido.
-Usted es muy sincera- asentí- entonces no tiene pareja ni nada que la distraiga del trabajo?- negué- que suerte tengo..- mi mirada se dirigió a sus ojos, pulsó el botón de parada y el ascensor se paró, para cuando me quise dar cuenta el señor Kim estaba muy cerca de mí, acercó sus labios lentamente y yo aparte su cara.
-No creo que deba hacer eso señor Kim, mucho menos en su empresa- sus ojos se posaron en los míos y asintió.
-Me gusta señorita Min, muy pocas mujeres pasan esta prueba y mucho menos con esto- se señaló a sí mismo y yo solté una risita.
-Señor Kim, déjeme decirle que es usted muy simpático- mi jefe volvió a sonreír y me miró de arriba a bajo.
-Usted es muy linda y simpática señorita Min- volvió a pulsar el botón de parada y el ascensor siguió con su camino- ahora veremos su despacho y le comentaré un par de cosas- asentí y le seguí hasta una pequeña oficina y en frente de esta se encontraba una oficina que ocupaba el doble de espacio que la anterior.
- Esta es su oficina y la mía se encuentra justo en frente, la segunda puerta de la derecha es la sala de fotocopiadoras, la de enfrente es la sala de reuniones y en la planta de abajo está la sala de conferencias- me encontraba detrás del señor Kim con la cabeza gacha apuntando cada esto importante que me decía.
-Comprendo, algo más que deba saber para mañana señor Kim- sonrió y se acercó.
-Debe ser puntual siempre y sólo me llamará señor Kim cuando estemos en el horario de trabajo, me siento viejo- reí y su sonrisa se ensanchó- ríase más a menudo, le favorece- me sonroje de inmediato sintiéndome presionada por mis impulsos más primitivos.
-Gracias señor Kim, perdón Taehyung?no sé cómo llamarle-la sonrisa del señor Kim se desvaneció y entonces sus ojos mostraron un toque de perversión que me hizo temblar.
-Dígame Taehyung Oppa o Tae Oppa- asentí.
-Tae Oppa- mi jefe se puso rojo.
-Demasiado linda~...- le miré con una sonrisa y hice una reverencia.
-Por hoy me despido de usted señor Kim, le veré mañana en la mañana- me acerqué nuevamente al ascensor y presioné el botón del primer piso. Mientras las puertas se cerraban el señor Kim me sonreía desde su oficina, no podía con esto, ese hombre era demasiado perfecto y encima era mi jefe.