Prólogo

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«Año 3100»

Un cabello rubio destellaba entre la oscuridad del bosque, pasando rápido y de manera sigilosa, como una sombra entre los árboles y arbustos. Se trataba de una mujer cargando un bulto en sus brazos, el cual apretaba a su pecho, protegiéndolo, como si se tratara de algo tan delicado que con el primer toque fuera a destruirse.

Así fue el resto del camino, hasta que finalmente llegó a una cueva, en la cual un hombre le esperaba. Sin perder un segundo más, pasó por las hojas que cubrían la entrada de la cueva, las cuales le rozaron ligeramente; adentro, una llama ardía, brindando calor a los invitados, (dado que aquella cueva era muy fría). El hombre al percatarse de la presencia de la mujer, inmediatamente se levantó del suelo y se dirigió hacia ella con preocupación.

La mujer puso una mano en alto para que el hombre se detuviese. Quedando divididos por la llama ardiente del fuego. El cabello rubio de la mujer cobró un color rojizo y el hombre acostumbrado por aquellos cambios, se limitó únicamente a mirarla con adoración, como la primera vez que la vio transformarse.

Antes de descubrir el bulto que cargaba en sus brazos la mujer dijo:

— Cuidarás de él como si de ti mismo se tratase y no lo abandonarás hasta que llegue el momento.— Lo miró seriamente.

¿Qué pasará con ella?— preguntó el hombre.

El labio inferior de la mujer tembló, cerró sus ojos por un momento para contener las lágrimas, hablar de ella, le rompía el corazón. Pero aquel sentimiento de tristeza fue interrumpido cuando el bulto entre los brazos de la mujer comenzó a moverse. Sin dejar correr ni un minuto más, se acercó al hombre rodeando la llama que los separaba, quitó la manta que envolvía el bebé y antes de entregarlo al hombre, depositó un beso en la frente del niño al mismo tiempo que una lágrima corría por su mejilla izquierda tan rápida como los latidos de su corazón.

El bebé abrió los ojos, dejando entrever unos claros ojos grises junto con su piel blanca como una perla y su cabello rojizo, igual que el de la mujer en ese momento, ésta lo volvió a envolver en las cobijas e inmediatamente tendió al niño en los brazos del hombre, borrando de su mente los rasgos físicos del bebé y cualquier recuerdo de él.

Mientras el hombre acomodaba al niño en sus brazos, la mujer dio media vuelta para dirigirse hacia la salida de la cueva, no sin antes mirar sobre su hombro y contestar la pregunta del hombre.

Ella estará bien, en su debido momento pasará lo que ya he previsto y será entonces cuando los ocultaremos— la mujer hizo una pausa—, antes de que ellos los encuentren y descubran lo que son.

La mujer extendió su brazo derecho para levantar las hojas de la cueva y seguir su camino, cuando la voz del hombre la interrumpió en el acto:

¿Quiénes los encontrarán?

Las palabras quedaron en el aire. La mujer salió sin responder, y se marchó tan pronto como pudo. Dejando al hombre preocupado y sin una respuesta.

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Antes que nada, quiero dar gracias por la maravillosa portada a: frkrrrrrrr

La llave del futuro #FamilyAwards18 #JellyfishA2018 #HiddOndsAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora