Capítulo 5

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N/A: Los invito a pasarse por mi nueva novela de Ciencia ficción: Radioactiva. También les pido que lean la nota de al final de este capítulo. 

***

Mi cabeza me dolía con pesar, no paraba de hacerme preguntas una y otra vez sobre lo que me pasó, sobre aquel de quien hablaban cuando estaba bajo los efectos de las drogas, así como también que había pasado con Avril y los chicos, quién nos tenía aquí y si seguía probablemente solo saturaría mi mente de preguntas que tendrían una respuesta o al menos no en un futuro próximo. Había despertado en una habitación diferente, como la celda que compartía con Avril, solo que ésta era más pequeña y en lugar de rejas se encontraba una puerta de metal oxidado; gris con algunas manchas cafés. Las paredes y el suelo eran de cemento y aún así me daba escalofríos el contacto con este. Aquí no había una camilla en la que pudiera reposar, no había nada más que mi mera presencia y el temor que me salía hasta por los poros.

Si en algún momento llegué a sentir dolor, aquella sensación desapareció. Al igual que mis prendas. Ahora tenía una blusa blanca que me llegaba a las rodillas, demasiado holgada y floja. Llevé mis manos a mi cabello y este estaba más corto, me llegaba a eso de los hombros. Toqué mi rostro y este seguía intacto, toqué todo mi cuerpo en busca de alguna cicatriz, pero no encontré nada. Me levanté del suelo en busca de cámaras, pero aquel lugar era como estar en una bodega, mi fiel compañía para enfrentar la oscuridad era el foco que se encontraba arriba de mi cabeza, alumbrando con tanta intensidad que de solo mirarlo me hacía creer que quedaría ciega.

Con pasos inseguros, sintiendo el cemento en mis pies, me acerqué a la puerta; alerta de que hubiera otra capa de electricidad que pudiera detenerme. Sin embargo, esta vez nada me detuvo. Cuando me encontré frente a frente con la puerta, me percaté que no tenía perilla ni nada para que intentara abrirla. Estiré mi mano derecha y paseé mi mano por esta, con la esperanza de encontrar algo que me permitiera descubrir el truco de aquella puerta, cuando de pronto la puerta comenzó a deslizarse hacia el lado derecho precisamente. Yo me quedé asombrada viendo como esta se abría. Como si fuera la puerta de un elevador.

A continuación mis ojos observaron lo que tenían de frente, esta vez era un pasillo, en el cual se oían voces de jóvenes. Temerosa y sin saber qué hacer, mi pie izquierdo fue el primero en salir, después lo acompañó mi pie derecho y el peso de todo mi cuerpo. La puerta comenzó a cerrarse tras de mí. Giré mi cabeza a ambos lados y había más muchachos como yo saliendo tras puertas corredizas de metal, como si no se creyeran lo que estaba pasando. Algunos ya se habían reunido en bola para conversar, pero los otros al igual que yo estaban sorprendidos. Esperaba encontrar a Avril en algún lado, pero mi búsqueda fue en vano porque no había rastro alguno de ella. El rostro de Nathaniel se posó frente a mis ojos, se le veía feliz, pero luego esa sonrisa era borrada porque tras de él mi madre se encontraba en compañía de un hombre que no fui capaz de reconocer. Antes de ver más, caí de rodillas al suelo, y las imágenes desaparecieron.

Al parecer mis poderes habían regresado, pero, ¿por qué los humanos nos permitirían el uso de estos si podemos usarlos en su contra?

Sentí que alguien tocaba mi hombro, me volteé para ver de quién se trataba. Era un muchacho, de ojos negros como la noche y cabello rubio. Me ofrecía una mano para levantarme. La tomé y me dio impulso para levantarme, una vez ya que estaba a su altura le agradecí.

—Gracias.

—El placer es mío. No recuerdo haberte visto en Era, ¿quién eres?

Solté una carcajada. —Qué agradable forma de conocer personas —sonreí, hace mucho que alguien no me sacaba una sonrisa desde que los humanos habían perdido el uso de razón como para acabar con nosotros. —, me llamo Nyx.

La llave del futuro #FamilyAwards18 #JellyfishA2018 #HiddOndsAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora