La Cena

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Sus ojos fueron abriéndose cada vez más mientras mi cuerpo se recuperaba del Shock ¿qué hace el tomándome de la cintura? ¿por qué no se separa? ¡¿por qué no me separo?! En un instante nuestros cuerpos reaccionaron de tal manera que nos separamos bruscamente mientras nos miramos horrorizados

- AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!- gritamos al mismo tiempo en nuestro pequeño intento de dejar sordo al mundo entero.

- ¡¿por qué me tomabas de la cintura?!

- ¡¿Por qué no te zafaste?! sé que soy atractivo, pero eso no es razón para que te aproveches de la situación ¡maldita enana!

- ¡¿cómo que me aprovecho de la situación?! ¡para que lo sepas soy lo bastante bella como para estar tan desesperada y fijarme en un intento de humano como tú! ¡tú eres el que debería olvidarse de salir conmigo y de enana no tengo nada descerebrado!

-jajaja ¿bella tu? ¡Pero si lo único que tienes de buenos es tu busto y tu trasero!

-yo al menos estaba de espaldas y no savia que eras tu pero... ¿cuál es tu escusa? - dije sonriéndole con satisfacción y por su cara supe que yo había ganado la contienda

Mira a todos con las manos en la cintura mientras mis hermanos y mi padre me victoreaban, la noche había iniciado bien o al menos eso creí hasta que vi el rostro de mi madre...esto no está bien.

-hija esa no es la forma de hablarle a un invitado- me gruñó- ahora disculpare con él.

La miré como si tuviera tres cabezas ¿está loca? ¡No dejaría a un lado mi orgullo, ni me humillaría ante este imbécil! ¿que acaso él no me trató de la misma manera? ¡Pero si hasta esta sonriendo él muy zorro!

- Mónica no creo que sea necesario, de todas formas, mi hijo también se portó de forma descortés- dijo mientras yo le agradecía mil veces internamente, esta mujer no es tan mala- creo que él es quien debería disculparse por tratar así a una señorita

¿Dije tan mala? ¡Quiero decir fantástica! Esa mujer si sabe. ahora él es quien mira a su madre como su tuviera tres cabezas.

- ¡bueno ya es suficiente! - el grito de mi madre fue lo bastante fuerte como para que todos nos pusiéramos en guardia- la comida se enfría así que, por favor, dirijámonos en el comedor.

Todos le hicimos caso como buenos niños mientras nos matábamos con miradas discretas los unos a los otros, es que ¿Cómo querían nuestras madres que nos lleváramos bien? ¡Son siglos de enfrentamiento entre familias! Además de que nos quieren casar ¡eso es el colmo!

Pasaron 15 minutos en los que nadie, a excepción de las señoras causantes de todo esto, pudo hacer nada más que comer y mirar mal a todos a la espera de que alguien empezara con la guerra. Mire a mi madre mientras conversaba con la señora Erica y parecía tan feliz que por poco llegue a aceptar que quizás esto no es tan malo, ojo dije casi, volví a mis cabales cuando mi mirada se encontró con la de unos ojos oscuros que yo conocía muy bien, me desagradaba de una manera tal que de pura rabia se me revolvía el estomago y la sangre se me subía a la cara.

Creo que ya se quien empezará todo...

- ¿Qué me vez? - trate lo mejor que pude de que sonara cortes lo juro

- ¿Qué me vez tú a mí? - y ahí está, pero que encaaaaanto de chico

- nada, solo veía al pobre pedazo de lechuga atrapado entre tus dientes- le sonreí con cara de "yo no rompo ni un plato"

El muy idiota se apresuro en mirarse en una cuchara para asegurarse que mis palabras eran falsas lo que provocó que una sonora carcajada hiciera que todos los presentes nos miraran.

- Esto es todo ya me cansé – levantándose con el rostro rojo de ira- esto me la pagas princesa

En eso siento que algo espeso me cae.... O no, no lo hizo ¡no me acaba de tirar el puré a la cara! AGARRENME QUE LO MATO ¡JURO QUE DE HOY NO PASA! Me levante lentamente de mi asiento, rodee la mesa con toda la dignidad que pude y mientras el desgraciado se reía le vertí encima una jarra de jugo.

- No acabas de hacer eso preciosa- gruño con los ojos fuertemente cerrados

- ¿quieres que lo vuelva hacer? Por que por mí no hay problema- dije mientras sonreía

- ¡¿Es que no puedes controlarte niñata?! – gritó Alexa la mayor de este grupo de simios que se hacen llamar nuestros rivales

- ¡no te metas con mi hermana palo con melones! – le gritó Alex mientras se miraban con odio y rivalidad

- ¡Oye no te pases! - gritó una de las gemelas

- ¡O tu cállate Gema! – le gritó Max mirándola con desprecio

- ¡uuuggg ya estoy harta! – grito Melody mi hermana menor tomando su plato de comida y tirándoselo a Eiden el menor de estos insectos en plena cara.

Y así queridos amigos es como se inicia una guerra de comida.



Moon: el hechizo del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora