Echarte de menos. Es algo que nunca pensé que llegaría a hacer. Llorar porque ya no estás. Desear que el tiempo pase hacia atrás para volver a verte.
No puedo decir volver a abrazarte, porque no recuerdo ninguna vez que te haya dado un abrazo. Pero sí que me gustaría volver a verte. Aunque fuera enfadado. Porque aunque estuvieras enfadado, me empezaría a reír como loca intentando pasar un último y buen momento contigo.
Sé que la última vez que te vi no será la última vez que te vea. Y lo sé con una certeza increíble. Porque tenías a Jesús en tu vida (aunque yo no lo reconociera). Y Jesús también está en mi vida. Y me quiere, igual que a ti.
Y, papá, Jesús no quería que te pasara nada, estoy casi segura (puede que sí lo quisiera). Pero lo más probable es que Jesús no quería que pasara nada de esto. Pero tu corazón se paró en ese momento. Y Jesús dijo: "esta es la mía". Y te quiso para Él. Quiso que estuvieras con Él. Supongo que te necesitaba (aunque no pensaras mucho, pero bueno). Aún así te quería. Te quería Él. Te quería yo. Te queríamos todos.