El chico indigente en navidad (Adaptacion Eunhae)

~Capítulo 12~

El cuatro de Julio era uno de los mejores días; un picnic y juegos en el campo y una muestra de fuegos artificiales viéndolos desde la manta con toda su nueva familia. Hyukjae estaba de turno, pero había logrado llegar para ver los fuegos artificiales con ellos. Esa fue la noche de su real primer beso, a la mitad del crepúsculo, mientras esperaban por sus bebidas y ambos platicaban sobre Amber, el futbol y cualquier cosa que ocurría entre ellos.

Fue un gentil beso, y Hae simplemente se inclinó y lo llevó más allá con una expectante pasión que crecía en su interior. Tocó su labio con un solo dedo, tocó donde Hyukjae lo había besado y lo veía directamente.

Hae no era estúpido. Él sabía por qué Hyukjae lo había apartado esta vez. Él había cumplido veinticinco en mayo, y le había explicado como seis años era demasiada diferencia. No solo eso, sino que el oficial de policía no se aprovecharía de alguien que era huésped en la casa de su mamá. Hae nunca discutía el punto, solo le robaba abrazos cuando podía, pasaban horas hablando y una noche Hyukjae le había dado un sencillo beso. Eso fue el principio.

Él no iba a ir más allá, pero él era feliz de apoyarse en Hyukjae y ver los fuegos artificiales, y su mano se deslizó bajo la de Hyukjae. Bueno nadie podría verlo en la oscuridad.

El día de acción de gracias trajo dos hechos memorables. La noticia de que a su padre le darían un mínimo de veinticinco años, había sido declarado culpable de todos los cargos — el homicidio imprudencial de su esposa, abuso de menores y negligencia infantil.

Entonces Amber había tenido su primer novio real, un jovencito de su escuela, con los jeans llenos de hoyos y una chaqueta de piel, y Hae como su hermano mayor, se había mostrado firme tratando de intimidar al chico, lo que funcionó bastante bien, y se habían asentado en una vida rutinaria. Casi había igualado su peso con su estatura.

Pasaba muchas horas pensando en su papá y en lo que le había pasado a su mamá, deseando poder tener un gramo de afecto por ellos. A su mamá solo la redimía que ella se había colocado en el camino para proteger a Amber. Él se había dado cuenta que no sentía nada por sus padres. La falta de sentimientos lo asustaba lo suficiente como para ir con un consejero. No quería endurecerse y perderse la vida y el amor a causa de lo que le había sucedido.

El consejero le ayudó. Él tenía sesiones solo y después algunas con Amber, e incluso una con Hyukjae sosteniéndole la mano. Él había pasado sus exámenes de la preparatoria y estaba determinado en hacer de ese año su año para aplicar en la universidad. De cualquier manera su vida era perfecta, demasiado perfecta, y la inseguridad de sus diecisiete años aún seguía dentro de él. Siempre estaría dentro de él y las preocupaciones de cuál era su lugar en este mundo.

Fue en sus segundas navidades en Hill Valley cuando todo cayó en su lugar. Esa navidad, Hae decidió que la navidad era una época que valía la pena recordar —tal y como la demás gente la recordaba, un tiempo de regalos y risas— y este año él tenía algo qué recordar. Él se rio con Kyuhyun acerca de los feos suéteres, sonrió cuando él no dudó en llenar su plato con comida e incluso logró acercarse al alto puntaje de Daniel en el video juego.

El novio de Amber llegó después, y ellos tenían planes, él se aseguraría de que su hermanita estuviera a salvo, pero por el momento, él solo se sentó. Hyukjae logró estar libre la noche de navidad, a sabiendas de que él cubriría casi toda la semana desde el día después de navidad hasta el año nuevo, menos el veintisiete que era el cumpleaños de Hae.

Hyukjae contaba los días entre la navidad y el cumpleaños de Hae. Ellos estaban compartiendo un gran secreto y no tan secreto, besos y muchas caricias. A la media noche cuando Hae cumpliera diecinueve él dejaría claras sus intenciones, sostenido en el abrazo de Hyukjae en el sofá tan cerca que no había ni un centímetro de espacio entre ellos.