02.- El día de la gran noticia

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¡Wow, wow, wow! ¡Que gran sorpresa me he llevado con la aceptación de este fic!

🐰🐷El día de la gran noticia🐷🐰

Un poco más calmado -si es que eso era remotamente posible- Yuri entró a su departamento dejando abierta la puerta para que Otabek pudiera pasar, toda vez que -aunque su parte omega se lo reprochara- no queria verle "su estupido y sensual rostro" porque sabía que en estos momentos debía de estar sonriendo y/o burlandose de él.

- Me iré a bañar, prepara el desayuno- le dijo con molestia en su voz al mismo tiempo en que se quitaba la chamarra.

Otabek sonrió ampliamente ante el irritante comentario de Yuri, el kazajo sabía de antemano que el pequeño rubio estaba furioso y la unica manera de relajarse era tomarse un largo y caliente baño de tina.

- ¿Panqueques de arandano?- se preguntó el pelinegro mientras pensaba que hacer de desayunar.

Minutos más tarde, Yuri trataba inutilmente de calmar su mal humor.

El agua tibia y el aroma del jabon perfumado de azuzenas y jasmines parecia estar tardando demasiado en hacer efecto, pero cuando percibio en el aire el aroma de lo que parecian ser panqueques con un toque de vainilla, su mente se sumergio en un recuerdo no muy lejano.

Hace tres semanas.
- Hey Katsudon ¿Te sientes bien? Estás muy palido- preguntó el rubio al ver que el ahora intructor de patinaje para niños perdía el color natural de su rostro.

- ¿Eh? Yo... no lo sé, me siento extraño, pero... umm ¿Como explicarlo? Creo que me siento... bueno no lo sé- trato de decir el japones al no saber que es lo que sentia su cuerpo.

- ¡¿Ha?! Estar tanto tiempo con el anciano te hizo más idiota, Katsudon.

Yuuri rió en voz baja, pero cuando estuvo a punto de contestar su vista se empezó a nublar.

- Creo que necesito ir a ver al oculista- susurró el pelinegro quitandose los lentes.

- Deberias de hacerlo y aprovechar para cambiar esos horribles lentes, si quieres yo...

- Gracias Yurio- le contestó con una amable sonrisa y al pensar que sería bueno tomarle la palabra se volvio a poner los lentes- ¿Me acompañarias saliendo de la clase?

El rubio asintió con la cabeza mientras caminaba al centro de la pista para volver a entrenar antes de que Yakow o Lilia vinieran a regañarlo, le preocupaba el estado del "Katsudon" y su lado Omega le decia que algo raro le pasaba al japones.

El resto del día, Yurio miraba constantemente a su homonimo japones -no es que estuviera preocupado- no, para nada, solo que le parecia raro que el pelinegro careciera de la energia que lo caracterizaba cuando estaba dando clases a los pequeños patinadores.

- ¡Yuuri-sensei! ¡Lo hice, lo hice!- gritó emocionada una dulce niña rusa de ojos azules y cabello castaño, que celebrara el haber podido realizar un loop sin caerse.

- ¡Bien hecho Natalia!- celebró Yuuri acercandose a la pequeña para darle un abrazo, pero antes de que llegara a ella, su vista se nublo de nuevo.

- ¡Katsudon! ¿Estás bien? ¡Estás más palido! ok, se acabó la clase, llevaré a su maestro al doctor.

- Yuurio, estoy bien, solo...

- Nada de nada, Katsudon, solo faltan 15 minutos para que acabe la clase.

Una joven patinadora que entrenaba en la clase nocturna, se acercó a los dos para brindar su ayuda, ya que como omega sintió de inmediato que los pequeños empezaban a mostrarse un poco nerviosos.

9 mesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora