Oh mi Dios

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Estaba en el ordenador distraído en mis pensamientos, viendo la hoja en blanco mientras escuchaba mi lista de reproducción, esperando alguna señal o un golpe de inspiración que me ayudará a escribir algo hasta que escuche un grito detrás de mí y me gire bajando mis cascos para prestar atención. Ahora estaba viendo fijamente la puerta semiabierta del baño, salté cuando mi madre volvió aexclamar.

– ¡Oh mi Dios!

Se escuchó un pequeño sonido ahogado.

– ¡Suelta eso!

Ahora risas. Dios ¿Qué estaba pasando?

– ¡Era con tus manos! ¡Usa tus uñas!

Se convirtieron en carcajadas, no pude evitar sonreír. Estaba a punto de levantarme para investigar que pasaba cuando volví a escuchar a mi madre con una voz casi quebrándose, se notaba que estaba trabada entre decidir si debía reír o asquearse por situación.

¡Basta! ¡Con eso bañábamos al perro!

Eso provoco que empezara a reírme en voz baja. Continuaba viendo la puerta del baño, mi madre salió apresurada con sus manos alzadas como si dijera "Hasta aquí, no lo soporto más" Tras ella mi padre con el cepillo con el que bañábamos a mi perro (que en paz descanse) en la mano, su cabeza totalmente enjabonada, solo llevaba sus bermudas y un paño en el cuello, viendo como se iba mi mamá mientras reía. Regreso al baño y dirigí mi atención nuevamente a la hoja en blanco cuando le escucho llamarme. Estaba parado a mi lado secándoselas orejas con el paño de su cuello.

– ¿Sabías que tu madre es una exagerada?

– Yo también seria exagerada si encontrara a mi marido restregándose la cabeza con mismo cepillo con que bañaba a un perro pulgoso.

Cállate.

Hablo en un tono agudo, trataba de aguantar las risas. No podía creerlo. Realmente se había lavando la cabeza con el cepillo del perro.

-Hey JaimeWhere stories live. Discover now