06:30am.
El despertador sonó, odiaba el ruido que hacía al hacerlo,tal vez porque sonaba para tener que levantarme e ir a trabajar,o tal vez no.
Me senté en la cama y froté mis ojos, aún con lagañas, bostecé y con flojera entré al cuarto de baño. Cerré la puerta a mis espaldas, lavé mi rostro y cepillé mis dientes. Era lunes y detestaba los lunes, me estresaba.
Vivía sola con mi madre,yo tenía 28 años y ella 51, era tan plena y fresca que amaba tenerla como madre, a pesar de su edad vivía a pleno, una cualidad que me encantaba de ella. Mi padre nos había abandonado al enterarse que mi madre estaba embarazada, o eso decía, nunca quiere hablar sobre eso.
Tenía que elegir mi vestimenta hoy, no sabía que ponerme exactamente, mis problemas de todos los días. Opté por una pollera negra ajustada hasta las rodillas, una camisa roja con botones negros y zapatos del mismo color. Recogí mi cabello en una coleta alta dejando mi flequillo recto, un poco de maquillaje, no tanto, no me gusta exagerar. Bajé las escaleras y allí estaba mi madre preparando el desayuno mientras oía música.
- Buen día ma. -le digo con una sonrisa, se da vuelta con mi mismo gesto.
- Buen día amor. ¿Cómo haz dormido?- pregunta.
— Bien. —digo mirándole a los ojos. Me sonríe y deja mi desayuno en la mesa.
Amaba a esta mujer. Sabía cada gusto de mí, había echo huevos revueltos con tocino, un jugo de naranja exprimido y tres tostadas. Me senté y empecé a desayunar.
— Amy hoy volveré tarde. No me esperes para cenar, tienes pan de carne en el horno. Te amo. — me da un beso en la frente y sale por la puerta principal. Lo malo es que las dos trabajamos para poder vivir cómodamente, no éramos ricas, pero tampoco pobres, no faltaba, tampoco sobraba.
Terminé mi desayuno, dejé los trastes en el lavamanos para luego limpiarlos. Enjuague mis manos y luego aplique alcohol en gel sobre ellas. Tomé la llave, mi bolso y salí directo a la empresa. Trabajaba como secretaria de un hombre muy rico, su nombre era Chris Evans, era un hombre... ¿Cómo decirlo? Excepcional. Bello de los pies a la cabeza, cualquiera que lo mirase se enamoraría de él, me incluyo.
Pero tenía un problema,
era un corazón de hielo.
Siempre andaba con su ruda manera de ser, por lo que eh visto no tenía esposa, era algo bueno, pero malo a la vez ya que siempre andaba malhumorado. Por supuesto era cordial, pero faltaba lo amable. Era muy inteligente, tenía excusas y pretextos para todo. Pero era mi jefe.
Entré a la empresa como de costumbre, pase mi tarjeta para poder abrir la puerta de mi escritorio, mis compañeras vinieron a saludarme.
— Buen día Amy. — dijeron al unísono.
— Buenos días chicas. —respondí dejando mi cartera en el asiento, me saqué mi abrigo y lo colgué en el perchero. Me senté y encendí la computadora. En ese mismo instante suena el teléfono, debe de ser el Señor Evans.
— Empresa Evans, buenos días. —digo en mi tono normal.
— Señorita Bentos, a mi oficina, ahora. —dice cortando la llamada. A esto me refiero, era un corazón de hielo.
Espero les guste, le puse mi apellido ya que otro no se me ah ocurrido.🌈
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Heart of Ice. (Chris Evans)
RandomEra mi jefe. También el amor de mi vida. Dicen que los opuestos se atraen, en este caso era cierto. Bueno, no tanto. Él era un hombre frío, o como me gusta decirle;corazón de hielo.