Capitulo 27°Sensaciones raras

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Al día siguiente Alice y yo íbamos caminando, mientras que le contaba todo lo que había pasado con Jackson, ella dijo que quería que Iván le hiciera algo similar, nos emocionamos y cuando menos lo esperábamos ya estábamos en la entrada de la preparatoria.

—¡Iván!—grito Alice. Corrió hacia donde estaba el.

Me acerque y salude a Jackson, el tomo mi mano y entramos al edificio. Todos nos miraban, mi cara se tornaba roja y decidí agacharla un poco para que mi cabello lo tapara.

—No me digas que esta avergonzada—me dijo Jackson, en tono de burla.

—N-no—dije nerviosa.

—No te preocupes ahora solo soy tuyo y de nadie más—me dijo al oído.

Es verdad, esto no tiene nada de malo, levante la cara y respire hondo, poco a poco sentí que el calor de mi cara iba bajando.

En eso nos topamos a Axel, caminaba con las manos en las bolsas de su pantalón, pero se detuvo para observarnos, estaba sorprendido, pero se pude ver más allá...sentía tristeza. En segundos recobro la postura y se acercó. No, no lo hizo, camino y se alejó.

Yo trataba de ignorarlo, porque ya había dejado las cosas en paz y ahora ya nada puede arruinar la relación que tengo con Jackson. Ahora si podíamos estar feliz.

Al entrar a clases, me senté al lado de Jackson como siempre y el profesor de Matemáticas nos comentaba que la semana de examen se aproximaba y teníamos que prepáranos, esta vez seré la primera de la clase, siempre lo eh sido así que no estaba tan preocupada.

—Rayos, los exámenes siempre nos arruinan la vida—Dijo Iván que estaba al otro extremos de Jackson, todos se rieron a tal comentario excepto Axel. No podía dejar de sentir una sensación rara, como de culpabilidad...quiero ignorarlo pero no puedo.

Las horas pasaban y mi inquietud no desaparecía, estoy feliz por estar ahora con Jackson pero porque no puedo de dejar de sentir esto cuando veo a Axel.

Cuando el timbre del receso toco todos salieron volando hasta nosotros, mientras que Alice y yo escogíamos nuestra comida, Jackson y Iván cuidaban la mesa, al terminar nosotras nos dirigimos hasta ellos para poder que también tomaran su comida, pero iba tan rápido que no vi a la persona que venía al frente, chocamos y la bandeja de mi comida cayó encima de mí y la de el encima de él, levante la mirada para ver a la persona que había sido afectada y era nada menos que Axel.

—¡¿Qué diablos hiciste?!—dijo enfureció Axel.

—Lo siento no te vi—dije tratándome de quitar la comida de encima. Todos nos miraban era realmente vergonzoso. Siempre que trato de no involucrarme con Axel siempre algo tiene que juntarnos. Era molesto.

—Eres una tonta—dijo Axel. Eso me dolió.

—No le hables así, fue un accidente—Dijo Jackson ayudándome a limpiarme. Una profesora se acercó para decirnos que nos fuéramos a limpiar a los vestidores. Así que Jackson tuvo que espérame en la cafetería.

—¿Dónde traes la cabeza? No debes de ir así en la cafetería, podría a ver sido peor—me regaño Axel.

—Ya te dije que lo siento— dije un poco molesta. Me siento así por el hecho de hay muchas personas en la preparatoria y de todas tenía que ser él.

La profesora nos dios una bolsa para que guardáramos la ropa sucia y lo único que podíamos ponernos era el uniforme deportivo, que vergonzoso.

Salí lista e igual Axel, seriamos los únicos con uniforme deportivo, no podía creerlo.

El timbre sonó y todos venían por el pasillo, las miradas nos invadían, pero las ignore. A lo lejos vi a Jackson y los chicos que venían, en eso sentí una mano que me jalo.

—No crees que me debes una disculpa—dijo Axel. Estaba muy cerca de mí y mi corazón se paró de golpe. Retrocedí un poco para que no se viera mal.

—Ya lo hice—dije.

—¿Ah sí? Pero esto fue grave así tienes que decirlo bien esta vez—dijo mientras caminaba hacia mí pero yo retrocedía con cada paso que daba. Demonios, por favor detente.

—Lo siento—fue todo lo que pude decir.

El me miro un momento y después empezó a caminar, yo solo deje salir el aire y empecé a caminar hacia el salón, pero Jackson me observaba, nuestras miradas se conectaron un momento para después el entrar al salón, definitivamente nos vio. Siempre que la felicidad nos invade, algo llega y la destruye. Ese era Axel Walker.  

¿Puedes Escuchar Mi Corazón? (Libro#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora