Capitulo 4: Mi confidente

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Emprendimos el camino hacia su casa. Mientras caminábamos Sam hablaba alegremente sobre sus días y como le iba en el trabajo. Casi no prestaba mucha atención a lo que me comentaba, mi mente solo pensaba en los acontecimientos sucedidos. No quise comentarle nada mientras caminábamos por miedo a quien me estuviera siguiendo, estuviera escuchando por donde sea que se oculte. Quizás sueno algo paranoico, pero ya nada es extraño y menos en estas ultimas horas.

El camino que nos quedaba era corto y en poco tiempo estábamos en frente de su casa. En la entrada hay un jardín cubierto por gramilla verde y lleno de diversos tipos de flores, en el centro hay un camino de piedrillas blancas que llega hasta la entrada. La puerta es  doble de caoba con un tallado antiguo. La casa es de dos pisos de madera de roble con un ligero color remas y solo cuatro ventanas, las cuales se dividen dos grandes abajo que dan vista a la sala y dos pequeñas arriba.

Sigo a Sam hasta la terraza de la entrada la cual tiene un jueguito de una mesa y dos silla de madera pintadas de blanco. Ella saca su juego de llave e introduce la llave correcta en el interior del cerrojo. Abre la puerta y me invita a pasar.

Una vez dentro nos dirigimos hacia la cocina, esta es pequeña aunque no pierde la elegancia. Tiene una meseta redonda de marmol y caoba se encontraba en el centro de la concina. Alrededor se encontraba la estufa, lavaplatos ambos negros con las encimeras igualmente de marmol. Encima se encontraba estanterias de caoba y junto al lavaplatos estaba una nevera de acero de doble puerta. Sam saca dos vasos de una de las estanterias y vierte jugo de limon en ambos que habia sacado de la nevera. Luego me pasa uno y le da un trago al suyo. Inmediatamente me mira a los ojos unos instantes.

-Ya, escupelo- dijo mirandome fijamente, como si quisiera encontrar algo en mi.

-¿Que?- dije algo confunso ante su mandato.

-no soy tonta Jacob, te conozco desde que eramos unos chicuelos. Puedo darme cuenta que ocurre algo y que me lo has querido decir durante todo el camino.

-Supongo que no te puedo mentir...- suspiro- esta bien te contare todo del inicio.

Mientras le redactaba todo lo ocurrido desde la madrugada a las 3pm, ella me escuchaba atentamente. Su cara era inexpresiva. Su rostro no daba ni una pista de lo que pensaba acerca de mi relato. Cuando termine de redactar la historia, ella me miró fijamente unos segundos, dio un suspiro y se dirigió hacia un estante de caoba de la cocina. De allí saco chocolate en polvo, clavo dulce y otros ingredientes. Fue hacia otro estante y saco una olla acromada, la puso en la estufa, vertió agua y vertió todos los ingredientes en el agua ya hirviendo. Ante todo esto la miraba confuso, sin comprender nada. Al cabo de unos minutos volvió hacia a mí con dos tazas de chocolate caliente.

-Necesitamos algo para quitar la tensión del momento- respondió al ver mi cara de confusión.

-Gracias- respondí amablemente.

- No hay de que- respondió con una sonrisa y me dirigió hasta la sala de estar.

La sala de Sam se siente acogedora. Tiene un mueble en forma de L negro y dos más pequeños del mismo color. En el centro hay una alfombra redonda de color blanco. Sobre la alfombra se encuentra una mesita pequeña de caoba, la cual sostiene una orquídea naranja en su superficie. Las cortinas cubren por completo las ventanas haciendo juego con los muebles. Las paredes están pintadas de blanco y el piso es de madera de roble.

-¿No tienes alguna idea de lo que quieran de ti?- respondió Sam mientras le daba sorbos a su chocolate.

-Ni idea..., mi cabeza esta tan confusa por lo ocurrido que no me llega ni una puta idea- respondí resignado.

-Creo que lo mejor sería esperar a que vuelva aparecer- dijo tranquilamente.

-¿Estas loca?, ese tipo puede ser capaz de cualquier cosa, el puede ser peligroso para dejar que aparezca sin ningun plan, y...

-Y no te hará nada hasta que consiga de ti lo que quiere- me interrumpió. Ante esto me puse analizar y me di cuenta que si tenia razón. Pero hay algo que no me deja tranquilo." Ten cuidado" las palabras de aquella joven. Ella debía saber algo, algo que significaría poner mi vida en peligro o salvarla. Pero Sam tiene razón no puedo vivir con miedo el resto de mi vida. Nunca sabré de que debo cuidarme sino se lo que quiere.

-Tiene razon, la unica opcion que me queda es esperar. Pero me deja intranquilo lo que me dijo aquella joven- Confesé.

-Es verdad solo debemos mantenernos alerta- dijo mirandome a los ojos- me quedare contigo.

-Lo siento Sam, pero no- dije poniendome de pie- No puedo involucrarte en esto, tu misma lo has dicho es peligroso y...

- Y dije que me quedare contigo, este a tu lado- interrumpio- soy como tu hermana, como esperas a que no me preocupe. Ademas si es peligroso siendo dos podemos resolver de una mejor forma y cuidarnos el uno al otro.

-Esta bien- me resigne sabiendo que no iba a aceptar una negativa- ya debo irme.

-¿No estas de vacaciones?- me miro inquisitivamente.

-Y es asi, solo necesito resolver unos asuntos- menti.

-Esta bien- accedió no muy convencida.

Nos pusimos de pie y Sam se dispuso a acompañarme a la salida. Nos despedimos en la puerta y ella me dedica una última mirada. Esa mirada describía por todos los lados lo mismo "sospecha". Es la persona que mejor me conoce y sabe cuándo miento, pero no puedo incluirla en esto. No puedo poner su vida en peligro.

Sé que es peligroso volver a ese lugar y más sabiendo que aquel hombre sabe dónde vivo. Pero necesito resolver esto y la única solución que encuentro es esperar su llamada.

Mire una vez más su casa.

"lo siento Sam, odio mentirte pero no me dejas otra opción"-pensé.

Y continúe rumbo al apartamento.








Una Llamada InesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora