Nos dirigimos directamente a la bodega, la cual era pequeña y construida de ladrillos. Al entrar todo estaba en completa oscuridad. Intentamos buscar ciegamente un interruptor para encender las luces, y tras varios tropiezos entre nosotros logramos encontrarlo y encenderlo. Inmediatamente se encendió una luz central, la cual iluminaba a una persona atada en una silla y amordazada con pañuelo blanco. No se podía vislumbrar bien de quien se trataba. Me acerque un poco y pude notar por su figura que era una mujer joven. Cerré los ojos y respire Profundo. Mire una vez para poder identificar quien era la persona que se encontraba en la silla.
-Sam, es la hija de los Bianchini- Susurre apresurado. La joven era rubia, de tez blanca, ojos verdes y estaba vestida con un vestido largo de un rojo terciopelo, el cual tenia un escote bien pronunciado que dejaba asomar sus atributos de mujer. El mismo escote estaba cubierto de piedras de cristal que le daba el toque de elegancia y belleza - hay que...
-¿Acaso no le dije que no se metiera donde no lo llaman, señor Steel?- me interrumpió aquella voz familiar. Era el.- pareciera que no le importara su vida o mejor dicho la de aquella joven- dijo mirando a Sam
-¿Qué rayos pretendes con esto?- dije tratando de hacer que hable para ganar tiempo y salir de esta situación.
-Bueno, debió usted saberlo, ya señor Steel, simplemente quiero que la familia Bianchini caiga en la desgracia-dijo riéndose.
-¿Sabe usted que si cae, el instituto de arte quedara en crisis?- respondí.
-Claro que lose, ese es el objetivo principal-dijo-¿Sabe usted cuánto dinero se invirtió en ese instituto a costa de los que menos pueden? ¿Sabe en cuanto se puede vender los cuadros que residen ahí dentro? Es injusto el poder y el dinero que tiene esta familia. Podríamos ayudar a la clase pobre con el dinero de cada uno de los cuadros, señor Steel.- dijo acercándose a la chica.
-¿y cómo planea usted hacer eso?- dije mientras miraba algo con que poder atraparlo y en menos de lo que pensé pude ver una barra de metal cerca. Mientras fluía la conversación puedo ir acercándome a ella. Y eso es lo que empece hacer.
-Bueno, lo ideal sería eliminarlos ¿no lo cree señor Steel?- dijo riéndose- planeaba atraerles todos hacia acá con la captura de esta joven- dijo acariciando a la chica, mientras intentaba tomar la barra de metal del suelo -así la familia Bianchini moriría trágicamente en una explosión accidentada, el perfecto crimen ¿no lo cree?- dijo mirándome- pero usted tuvo que ignorar mi advertencia y arruinar los planes.-
-Ahora no debería culminarlo ¿no?- dije teniendo ya la barra detrás en mis manos.
-Usted no es muy astuto, señor Steel-dijo en tono de burla- empezare con ella e iré poco a poco con los demás, lo mejor de todo es que parecerá un accidente-se ríe.
-Es usted un desquiciado, no se saldrá con la suya- dije retándolo.
-Quizás- dijo mientras se acercaba a Sam y a mí- tendré que encargarme de ustedes primero- dijo mientras sacaba una arma de fuego de los bolsillos de sus pantalones y me apuntaba en la cabeza -¿una última petición?
-Sí, una –dije mientras preparaba la barra para golpearlo- que te pudras en la cárcel-dije y lo golpee, inmediatamente soltó el arma, la cual se deslizo por el suelo. Sam rápidamente la recogió y lo apunto.
-Buena jugada señor Steel, al parecer tiene algo de inteligencia- dijo riéndose.
-Yo no me gastaría bromas si fuera usted- dije ya cansado de sus insultos- Se acabó todo.
-Yo no estaría tan seguro, cada mente maestra tiene un as bajo la manga- dijo y saco una clase de botón del bolsillo- este pequeño artefacto está conectado a las pequeñas bombas que están insertadas en diferentes lugares de esta pequeña bodega- dijo riéndose- solo es cuestión de segundos para terminar el juego.
Mientras terminaba de decir esto último, una chica entro por la ventana al mismo tiempo que le estampaba una patada en la cara a aquel hombre. El botón cayó al suelo y fui a recogerlo antes de que él lo hiciera. La chica se incorporó y lo apunto con un arma. Al mirarla mejor, me di cuenta quien era, la chica rubia del porche.
-Ya acabo el juego señor Parker- Le dijo mientras se sacudía las manos y le hacia una mirada fría- y a ti te dije que tengas cuidado, podrían haber muerto ambos- dijo dirigiéndose a mí.
-Que gran sorpresa señorita Bianchini- dijo el señor Parker con una cara de poco amigos.
-¿Espera que? -dijimos Sam y yo al unísono confundidos ante lo que insinuaba el psicopata de Parker.
-Sí, soy la hermana mayor- dijo mientras inmovilizaba a Parker- me fui de casa antes de que la Familia ganara prestigio, por tal razón no soy conocida. Cuando me entere que mi hermanita fue secuestrada, decidí hacerme a cargo por mi cuenta ya que nuestra familia no quería Involucrarse directamente y dejar las cosas en manos de los detectives. Tras viajar a algunos lugares me di cuenta que este psicópata estaba detrás de todo esto. Tiempo después te asignaron el caso y él al enterarse quería detenerte a toda costa. No quería que hubiera víctimas, por eso te seguí para advertirte.- se explicó- De igual manera ustedes llegaron antes que yo, si no fuera por ustedes esto hubiera acabado con la vida de mi hermanita y la ruina de mi familia por manos de este estúpido psicópata, gracias. Descifraron antes que yo donde estaba mi hermanita y eso fue de ayuda.
-Entonces esta era la pieza que faltaba del rompecabezas- dijo Sam felizmente por haber tenido la razón con su intuición.
Minutos después llegaron varias patrullas de policías. Se llevaron a Parker y revisaron todo el perímetro de la bodega en busca de las bombas para desactivarlas. Las señoritas Bianchini tras agradecernos una vez más se marcharon hacia donde su familia.
Sam y yo nos fuimos a reportar el caso resuelto a la oficina del jefe de policía y luego fuimos a por un café. Después de esta experiencia ni Sam ni yo seremos los mismos. Ni veremos el mundo de igual modo. Esta experiencia nos hizo ver que nuestro trabajo es mas peligroso de lo que pensabamos, que la cotidianidad solo es algo que creamos. Pero sobre todo nos enseño lo asombro y emocionante que es trabajar donde trabajos y ayudar con nuestros casos. Con esto aprendi que mi vida puede ser emocionante.
Es increíble como un día, noche o madrugada una llamada inesperada te puede cambiar la vida.
FIN
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Una Llamada Inesperada
Mystère / ThrillerJacob Steel es un gran psicólogo criminal forense que, con solo 25 años de edad, lleva una vida calmada y tranquila. Pero un día recibe una llamada sospechosa que le cambiara la vida. Jacob junto a su amiga Sam deciden adentrarse a este misterio en...