(Tyler )
Aún no podía despegar la mirada de la foto que tenía Lauren dentro de la carpeta... ¿Cómo diablos Lauren podía estar relacionada de alguna forma con él? Porque si ahora salía con que eran primas, hermanas, nietas, asesina, etc., iba a volverme loco. En eso, Lauren comenzó a leer la noticia sobre el accidente del abuelo de Haley, encaminándose hacia la computadora que tenía en su escritorio, donde abrió la pestaña del buscador. Yo, expectante a que se pusiera a escribir, me coloqué a su lado.
Pero justo en el momento en que iba a hacerlo alguien golpeó la puerta. La madre de Lauren le preguntó si quería acompañarla a hacer unas compras, cosa que Lauren, con una breve maldición que su madre no escucho, aceptó, tomando una chaqueta y guardando la carpeta en el cajón de su escritorio. ¡Maldita sea! Y esta, antes de salir, comenzó a teclear en su celular un mensaje, y no dude en ver de qué iba.
Tenemos que hablar, creo que descubrí algo.
Así que Lauren tenía a un ayudante. Ya sabía que no se trataba de Steve. Quería saber quién era, pero cuando Lauren desapareció por la puerta para acompañar a su madre en las compras de inmediato me encaminé hacia el departamento de Haley, preguntándome por qué diablos el abuelo de Haley tenía algo que ver con Lauren Davis.
(Haley)
Ya era tarde y mis ojos estaban a punto de cerrarse. No quería cerrarlos, ya que en mi cabeza aún se repetía la misma pregunta. ¿Mi abuelo y Lauren Davis se conocían? Y si fuera cierto, ¿por qué nunca lo supe? Tyler había venido luego de visitar a Lauren Davis contándome que al parecer la razón de las tutorías era que Lauren estaba con una carpeta con información de mi abuelo. Y no pude creerlo.
—¿Haley?
Era la tercera vez que Tyler me llamaba para verificar si seguía despierta. Y, tal como había hecho desde hacía una hora, fingí que estaba durmiendo para que me dejara sola. No quería contarle sobre mi abuelo, nunca lo haría.
—Sé que estás despierta, ya que si estuvieras durmiendo yo también lo estaría. ¿O lo olvidaste?
«Maldito Tyler Ross». Me había pillado. Pero igualmente me quedé en la misma posición sin siquiera abrir los ojos. Por supuesto intenté respirar como una persona dormida, dando casi un leve ronquido. Luego de que pasaran unos minutos sin que Tyler abriera la boca pude relajarme al fin, ya que seguramente se había rendido. Pero cuando ya el sueño se estaba apoderando de mí fue inevitable escuchar sus últimas palabras.
—Vas a terminar diciéndomelo tarde o temprano, te guste o no.
(Tyler )
«Tú no vas a escapar de mí», me dije interiormente. Y es que Haley Dickens iba a contarme qué diablos había sucedido con su abuelo años atrás. Pero la muy astuta ya había desaparecido del departamento. Justo cuando los dos despertamos al mismo tiempo Haley fue a darse una ducha, y cuando ya estaba vestida y yo listo para preguntarle sobre el accidente de su abuelo esta me dijo que me lo diría, pero que primero fuera a comprobar si su vecino estaba en casa, ya que Anna le debía dinero prestado. Y yo, tan ingenuo, le hice caso. Solo me encontré con una pareja durmiendo, y al volver al departamento Haley ya había desaparecido. Estupendo.
Ahora mismo estaba en el instituto en su busca, no podía entender que no confiara lo suficiente en mí para contarme sobre la muerte de su abuelo. Ella misma había dicho que debíamos confiar el uno en el otro, contárnoslo todo. Pero al parecer Haley Dickens se contradecía a sí misma. En el camino me encontré nada menos que a Simon Adams acompañado de Marie Acuña, que al parecer estaban discutiendo. Me acerqué de inmediato.
—¿Por qué ya no almuerzas con nosotras? ¿Acaso el equipo te lavó el cerebro? —me crucé de brazos con una sonrisa, tarde o temprano Marie iba a darse cuenta de la actitud extraña que estaba tomando Simon, y ahora mismo me alegraba que Haley hubiera desaparecido y poder ver esto.
ESTÁS LEYENDO
Mi Ángel Guardián II: La mentira mata
Teen FictionTyler y Haley, ya los conoces a la perfección. Dos estilos de vida que por azar del destino han sido unidas. ¿Por qué? O mejor dicho ¿Para qué? ¿Cuál es el propósito? Ahora ya nada es lo mismo, las cosas han cambiado, las personas tampoco son las m...