Me arrodillé enfrente del enorme trazo que hice, miles de hojas pegadas a la pared pero con un bellísimo cuerpo plasmado. Reí e inhalé el aroma a grafito, estaba tan contenta, por fin había acabado otro de mis bocetos. El mejor de mis bocetos.
—Anda, Touka—llamó Kanae desde mi recamara—la conferencia es en dos horas. Bañate y arreglate, quieren ver de que estás hecha.
—¡Es enorme!—exclamé aún con emoción en mi voz; mis manos estaban un poco ásperas de tanto usar el grafito, también temblaban y dolían de tanto apoyarlas, pero sabía que todo había válido la pena—¡Es bellísimo! ¡Lo amo!
—Sí, sí. Apresurate.
Frente a mí estaba el veredicto final. Su magnífico rostro y cuerpo, sin olvidar su característica mirada seria y amable, una fusión inolvidable, envolvida en armonía y precisión. Sabía que nadie le tendría atención a su rostro, que nadie se fijaría en sus defectos, pero yo sí. Y eso lo hacia especial.
Esto era poco de lo que había comenzando a crear de él. Era como un modelo, era una extraña clase de albino, pero sin el rasgo de nacimiento. Y no podía creerlo, aun después de tanto tiempo, había logrado dibujarlo a como yo lo veía, como la perfección más imperfecta. Con sus jodidas imperfecciones que lo hacían lucir bello. Justo como yo creía que era. Y con ese tonto lunar bajo su barbilla que amaba tanto.
Cerré mis ojos y las lágrimas cayeron.
Hoy por primera vez en tanto tiempo, volvería a demostrar algo que me apasionara como nunca: Kaneki Ken, mi compañero, mi apoyo emocional, mi inspiración a seguir.
Y sobre todo, mi musa.
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Musas | Touken, AU
FanfictionUna de las más cotizadas pintoras del mundo (Touka Kirishima, la cual desapareció un año entero del ojo público) ha encarecido con el cuerpo de un joven muchacho, según ella "ni muy escuálido ni muy opaco": su vecinito de la 26, Ken Kaneki, un chico...