CAP. 4 "¡¿Por qué?!"

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—¡¿Qué hiciste qué?!

Decía, más bien gritaba la rubia incrédula de lo que acaba de oír, Marshall violo a Gumball, eso no lo tuvo que hacer, todo lo saben incluso el, pero algo lo obligó a hacerlo según las palabras de él.

—Ya te dije fue un accidente

—¡Accidente mis ovarios!

—Ay ya relájate, Fiona...él se lo busco.

—A ver, ¿por qué lo dices? - Para este punto quería golpearlo, pero se estaba aguantando

—Pues...es que—él no sabía qué decir, más bien no quería hacerlo—por qué es el solo mío.

—Marshall ni por más celos que tuvieras, o cualquier cosa que digas, nadie es tuyo ¡entiende eso! —estaba estresada, quería ir a hablar con Gumball y mandar a volar a Marshall, pero él fue quien la busco así que no le quedaba más que ayudarlo. — él ya está feliz con él, eso lo debes de entender. Tú solo lo buscas para tener sexo con él, le dolía que lo trataras así, por mucho trato que ustedes hicieran.

—Si, pero...

—Pero nada, el ya no te va a volver a hablar.

—¡Pero lo amo!

—¿Lo amas? ¿Enserio? Marshall deja de decir mentiras y enfrenta lo que le hiciste.

—Pero es verdad.

—Si fuera verdad, no le hubieras provocado tanto daño. Sé que es difícil declarar tu amor por alguien, pero, la violación o las manipulaciones solo funcionan en las historias, y luego no salen bien.

Marshall ya no tenía nada que hacer ahí, sabía que nadie le iba a creer que lo quería, y mucho menos que lo ama, e incluso ni siquiera la persona más cercana a él le creería si le dijera eso, sabía que ya había perdido a Gumball y todo por sus celos, según él.

Narradora y Gumball

Gumball por su parte se encontraba llorando como si no hubiera mañana, se sentía sucio, no quería ni siquiera vestirse, no quería hacer nada, ahora entendía lo que decían e incluso leído sobre lo que pasa con una persona que sufrió una violación, Félix ya había llegado, pero cuando llegó se encontró con la escena anteriormente descrita, quería ayudarlo, pero su novio se negaba a tener cualquier tipo de contacto. Después de un rato Félix lo ayudó a bañarse, lo vistió y le dio consejo y le dio cariños, pero ningún baño, ninguna muestra de afecto le ayudaría a olvidar las sensaciones, a quitar las marcas que sentía en su cuerpo y ambos lo sabían.

—¿Cómo te sientes? —preguntaba el castaño mientras lo abrazaba y le acariciaba la cabeza.

—Bien...un poco mejor. Gracias por venir, creo que ya debes dé irte.

—No me voy a ir, no voy a dejarte solo

—No te preocupes si algo me pasa le diré a mentita que te avise, lo más rápido posible.

Él no iba a aceptar, pero algo en la mirada de Gumball le decía que quería estar solo—Está bien—terminó por decir con mucho pesar. Le dio un beso y se fue.

Ahora estaba solo en su cuarto, decidió buscar entre su ropa la camisa que le regalo Marshall, quería tirarla, pero algo se lo impedía, sentía ¿tristeza? Si la sentía ya que aún que lo hubiera violado aún seguía sintiendo un pequeño sentimiento hacia él, pero era como una llama que se encontraba en medio de una tormenta, y lo único que la mantenía viva era esa camisa. Solo le queda esa pregunta: ¿tirarla o no?

—Hola señor. Discúlpeme si interrumpo algo, solo le traje algo de comer.

—Gracias mentita, no te preocupes, no interrumpes nada.

Eres Mi Maldita Adición (Gumshall)[EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora