~Prólogo~

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     El día había transcurrido demasiado rápido para Travis Crowell de seis años. No tenía noción del tiempo. Estaba totalmente perdido entre las rojas manzanas. Este sin duda era el mejor día de su vida.

     Había Sol, pero a pesar de eso, corría una brisa helada, gélida, que hacía que, al pequeño muchacho se le pusieran los pelos de punta; pero eso no impedía que siguiera comiendo manzanas. Tan jugosas, que se le deshacían en la boca. No importaba que tuviera los dientes pequeños, y que se demorara en comerlas, él lo disfrutaba como nunca lo había hecho.

     Cuando al pequeño Travis Crowell lo llamaron para abandonar el huerto de manzanas, él ni siquiera se apenó. Claro que se hubiera apenado si su madre y su padre no hubieran recogido cajones de manzanas especialmente para él. Si no lo hubieran hecho, pues claro que iba a estar triste.

   Travis miro a su madre, Isabella, mientras estaba dejando caer el cajón de manzanas en la camioneta blanca. La madre de Travis bajó la mirada para observarlo y dedicarle una sonrisa. Travis pudo haber tenido seis años, pero notó que en su mirada había algo de tristeza. Se preguntó que podía haberla tenido así, pero al repasar el día por su cabeza no recordó nada peculiar. Quizá no se había percatado porque estaba muy ocupado comiendo manzanas.

   James, un amigo de el papá de Travis, había prestado la camioneta con la condición de que lo invitaran al huerto de manzanas. A Travis no le caía muy bien. Casi nunca le caían bien los amigos de papá; claro, excepto Michael. Él era diferente.

    ─ Subiré a la camioneta ─ dijo James abriendo la puerta ─. Cuando esté hecho solo entra  ─   James le dirigió una mirada despectiva a Travis  ─. Entren  ─se corrigió de mala gana.

      Travis frunció el ceño. Él pequeño era inteligente para su edad, y se daba cuenta de que algo no iba bien, pero no sabía qué.

      La mamá de Travis solo se limitó a asentir y a sujetarle la mano a su hijo.

      Cuando el papá de Travis, Richard, salió del huerto de manzanas, Isabella le agarró más fuerte la mano a Travis.

    ─ Richard ─dijo casi en un susurro ─. Tienes que esperar.

     Travis sonrió al ver que su padre había traído un cajón más de manzanas. Él le había dicho que solo se  iba a despedir de Michael, pero al parecer cambió de opinión.

   ─ ¡Sí! ─ dijo Travis, sonriendo ─. ¡Manzanas!

    Richard se conmovió al ver a su hijo tan emocionado.

     En ese momento los ojos de Isabella empezaron a cristalizarse.

     Richard levantó la mirada para observarla, frunció el ceño, y al ver que estaba llorando se acercó a ella para abrazarla, y retener su llanto, pero ella se negó.

    ─ ¡No!    ─ chilló, en ese momento Travis dio un respingo. Él no entendía lo que estaba pasando, yo no entendía lo que estaba pasando ─. Quiero que te alejes de mí─ dijo, tratando de que no se le quebrara la voz─. Y de él  ─añadió.

Richard sacudió la cabeza. 

     Todo era tan confuso para él. Y para Travis, pero pronto comprenderían lo que estaba pasando en realidad.  

   ─ No puedo vivir con un hombre así  ─ agregó Isabella.

    Richard retrocedió un paso, comprendiendo todo.

    Unas luces rojas y con ruidos avanzaron hacia ellos. 

    ─ Lo siento.

   Travis miró hacia los autos con luces, y luego miró a su padre.

     Unos hombres uniformados salieron de las patrullas, y apuntaron hacia Richard. Ellos gritaron algo, pero Travis no escuchó que era lo que decían.

     Inmediatamente los ojos del pequeño Travis Crowell se llenaron de lágrimas. Y lo más raro era que él ni siquiera comprendía lo que estaba pasando. Supuso, seguramente, en su subconsciente que esto no era nada bueno.

     Los hombres uniformados sacaron unas esposas, mientras le decían algo a Richard, pero  la verdad que el pequeño niño de fuego no podía ver nada, ya que sus lágrimas distorsionaban su vista.

      Lo único que hizo fue gritar y llorar, mientras luchaba por escaparse de las garras de su madre, para que pudiera ir a abrazar a su papá. Al menos, poder despedirse de él.

Cuando Richard se subió a la patrulla, dejo de luchar, y se derrumbo a llorar. 

     El pequeño niño de fuego no sabía que este apenas era el comienzo de algo más grande, de algo más complejo.

Esto apenas era el inicio de un incendio.










INCENDIO ~ Fuego #1~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora