~Capítulo Uno~

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Se removió entre las sucias sábanas por una quinta vez. El chico en cualquier momento se iba a despertar. Seguramente por la incomodidad del aire. Ese aire pesado, con ese olor tan peculiar, que, seguramente, un chico como él estaba acostumbrado a oler. Especialmente con esa vida. Tan desdichada para alguien tan joven, como la mía.

Supongo que el chico ya se habría percatado de la situación que ahora se encontraba, y que tan solo no quería abrir los ojos, no quería asumir que el día había llegado.

Finalmente, el muchacho se irguió en la cama, quedando sentado.. Si a un colchón relleno de bolsas de plástico, basura, y otros residuos se le puede llamar cama.

Se quedó sentado un buen rato, probablemente analizando el futuro del día, y recordando el pasado de otros, que según yo había visto, no eran nada bonitos.

Como la historia antigua del Niño de Fuego decía:

"Cuando el incendio inicia, no lo podrás detener ni con mil litros de agua; seguirá creciendo hasta que consuma todo, hasta que te consuma por completo. Hasta que tú seas parte del propio incendio. Y que te conviertas en fuego"

Si este chico era el de la historia, tenía que salvarlo, teníamos que salvarlo, antes de que se convirtiera en víctima de su propio incendio.

No deseo que sea como Richard.

La puerta de la habitación del muchacho se abrió repentinamente. Dió un sobresalto.

Una figura robusta y temida avanzo hacia él con una terrorífica sonrisa, mientras que yo me iba ocultando más y más en el pequeño y mugriento balcón. Agaché la cabeza, y me preocupé de que solo se me vieran los ojos.

El pobre chico levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos. Supongo que, aún más por lo que intentara, siempre le iba a causar terror.

─ Hola ─ dijo sonriendo. James era la única persona a la que conocía que, aunque sonriera con sinceridad, y honestidad, siempre iba a tener un toque de maldad y falsedad ─ . Oh, ¡mira lo que tenemos aquí! ─ dijo viendo el ojo morado del chico. Llevo meses observandolo y aún no sé su propio nombre. Todos lo llaman por un sobre nombre: "La bestia de James Crowell" ─ ¡Mira como está! ¡Ya no está tan morado! ─ dijo sonriendo, asombrado ─ . ¿Te acuerdas del otro golpe? ¡Ese demoró más de un mes en que se sanara por completo! Estoy orgulloso de ti.

El muchacho se limitó a quedarse callado. Y, por lo que yo había visto, él no era así.

A veces, cuando salía, se reunía con sus amigos, si así se les podía llamar, él era el más hablador. Todos le tenían miedo y respeto.

James está creando una bestia.

─ Gracias, James ─ dijo el muchacho, un poco nervioso.

─ No ─ dijo James, sonriendo ─ . No tienes que decirme así. ¡Estamos en confianza, por favor! Dime papá ─ su sonrisa se desvaneció tan rápido como apareció.

Noté, de inmediato que al pobre chico le empezaron a temblar las manos.

Cerré los ojos y visualicé lo que pasaría si James no hacía lo que le pedía. Y honestamente, no creo que el muchacho le diga eso a James. Puede que le tema mucho, pero, aunque no tenga la imagen de su padre muy presente, sabe que hay uno solo, y solo una persona debe ser llamada así. O al menos en su caso.

─ No ─ tartamudeó.

James vuelve a sonreír de forma maquiavélica. Odio cuando hace eso.

INCENDIO ~ Fuego #1~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora