4

1.5K 133 55
                                    

Me encontraba en casa de Matt. Necesitaba contarle de esto a alguien, así que acudí a quien se que puedo confiar. Le conté todo. Desde mi despertar, lo que me habían contado y las memorias.

-Entonces dices que no recuerdas absolutamente nada.

-Exacto.

-¿Y porque no le preguntas a tu madre?

Procesé cuidadosamente lo que me había dicho Matt ¿en mi madre? Nunca le cuento nada de mi vida a mi madre, así que es probable que no sepa nada de mi supuesto novio. Entonces opté por no contarle nada.

-Es que ella está ocupada y no quiero molestarla por tonterías. Además esta investigación es secreta.

-Entiendo. Pues creo que lo que tienes que hacer es hablar con el hombre que os hizo el tatuaje.

-¿Sabes cuando sale el próximo bus hacia esa dirección?

Matt se giró hacia su ordenador y empezó a teclear. En verdad era un genio. Había cambiado bastante. Ahora era más alto que yo, pelo marrón bien cortado y con unos ojazos grises escondidos detrás de unas gafas de pasta enormes. No era precisamente feo... pero tampoco era una hermosura. Metida en mis pensamientos de valorar a mi mejor amigo, no me había dado cuenta de que intentaba hablarme.

-¡____! ¿Me escuchas? -chasqueó los dedos delante de mi cara.

-Oh si, lo siento ¿decías...?

-Decía que el próximo bus sale en 20 minutos.

Asentí y luego me puse en pie. Agarré la mochila, terminé el zumo que la madre se Matt nos había traído y luego agarré su mano. El me miró extrañado.

-¿Te creías que iba a ir yo sola?

Abrió sus ojos como platos. Yo me limité a sonreirle y a bajar las escaleras. Su madre nos paró en la entrada y le dijimos que íbamos a dar un paseo, porque a mi me venían bien. Como su madre me adora, le dio permiso. El autobús llegó y nos pusimos rumbo al hospital donde estaba Tomas. Luego de unos 40 minutos de viaje, fuimos directos a recepción.

-Hola ¿puedo ayudaros en algo? -dijo la señora de recepción.

-Si, por favor venimos a visitar a Tomas Preston de la 114 -le sonreí a la señora señalando el pasillo de nuestras izquierda- ¿Sabe si podemos pasar a saludarle? Somos sus sobrinos.

-No creo que podais, la hora de las visitas ya ha terminado.

-Por favor... -miré el nombre en su placa metálica- Clarise, cuando nos enteramos de su accidente no pudimos venir a verle por problemas de instituto. Queremos verle ahora.

La mujer titubeó por un buen rato y nos miraba con cierta desconfianza. Necesitaba pensar en algo rápido o no nos dejaría pasar a hablar con el.

-Se lo pido Clarise, bonito nombre por cierto, solo serán dos minutos.

Me miró con el ceño fruncido y luego suspiró.

-Dos minutos...

-¡Sisi ni uno mas! Muchas gracias Clarise es usted una mujer maravillosa.

Fuimos a paso acelerado por el pasillo, 111, 112, 113, ¡114! Acerqué mi mano al pomo de la puerta, pero enseguida lo quité, estaba muerta de miedo ¿y si no sabe nada? ¿o si no nos da una información relevante? Muchas preguntas se me cruzaban por la cabeza hasta que... sentí la cálida mano de Matt sobre mi hombro. Me giré a verle y me asintió. Más llena de seguridad golpeé la puerta y acto seguido la abrí. La habitación blanca me recordaba a mi habitación de hacía unos días. Habían dos camas, una estaba vacía y en la otra un hombre con barba y ojos oscuros nos miraba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 01, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amnesia [Bill Kaulitz Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora