Solo te pido un día más.

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Tantos años habían pasado desde la última vez que hablaron, y sin embargo seguía sintiendo ese profundo amor hacía el otro.

Quizás ya era demasiado tarde para decirlo.

Quizás aunque ambos sintiesen lo mismo, no podrían amarse.

Quizás aunque fuera posible que se amaran, algo los separaría.

Samuel, anteriormente conocido como Vegetta, tenía actualmente treinta años, y cuatro desde que había perdido contacto con su mejor amigo y persona que amaba, Guillermo, o mejor conocido como Willyrex.

¿Qué será de su vida? Pasaba por la cabeza del ex-youtuber.

Claro que sabía que hacía con su vida. Seguía subiendo vídeos y siendo un ícono entre los Youtubers Españoles, pero…

Había rumores de que se había conseguido una novia, según decían, “una chica muy mona”. También se decía que estaba embarazada. Pero rumores son rumores.

O de eso trataba de convencerse Samuel, pero claro alguna que otra cosa es cierta.

O todo en este caso.

Releyó el mensaje que tenía en el móvil.

“Samuel, ¡hola! ¿Hace cuanto no hablamos? Sé que te parecerá gracioso, pero… Mi novia esta embarazada y… Bueno, vamos a casarnos. Sí, sí, casarnos. Sé que tengo solo veintiséis años y bueno, ella apenas esta cumpliendo los veintidós, pero nos vamos a casar. Y quería invitarte a la boda. ¿Vendrás?”

Aún no había enviado una respuesta, y tampoco se sentía lo suficientemente capaz de hacerlo.

¿Aguantaría su corazón ver como la persona que más deseaba tener, le daba su amor y alma a una mujer?

Seguramente se rompería en pedazos… Pero por esa misma persona que amaba se sentía lo suficientemente fuerte como para resistirlo.

“Claro chaval, ¿qué crees? Envíame esa invitación, espero ver que tan mona es la novia que te elegiste.”

Al enviar eso, se desplomo en la cama.

Odiaba tener que mentirle.

Si le hubiese dicho hace tiempo lo que sentía, quizás… No, sácate eso de la cabeza. Jamás habríamos conseguido tener algo juntos.

Cerró sus ojos, dejando caer una solitaria lágrima por su mejilla.

El día llego.

La boda fue hermosa, casi parecía de un cuento de hadas.

Pero Samuel no lo veía así; sentía sus ánimos por el suelo, como si todo lo que ocurriese le estuviese dando un fuerte mal humor.

Pero la puñalada final, fue ver a Willy.

Tan feliz, tan alegre… Tan perfecto… Paso por la cabeza de él.

Pero claro, Samuel debía recordar que no era para él. Qué estaba esperando a su amada. A esa chica que se había ganado el corazón de Willy.

Y cuando la vio entrar su corazón comenzó a palpitar fuertemente.

No.

Dirigió su mirada a Willy, viendo la sonrisa que se había formado en su rostro al verla a ella.

Nunca cause una sonrisa así en él…

Cuando ella llegó junto a él, le sonrió amablemente, tomando su mano con cierta timidez.

Nunca conseguí siquiera el tomarle de la mano…

La mirada de Samuel se había perdido, ya no estaba mirando lo que ocurría, estaba sumido en sus pensamientos; en sus tristes pensamientos.

-Puede besar a la novia.

Y eso lo hizo volver, justo en el momento en el cual se besaban.

La sonrisa de Guillermo al separarse simplemente no tenía comparación.

Estaba feliz. Maldita y asquerosamente feliz.

La fiesta comenzó; todos felices, saludando a los novios, bailando. Lo típico.

-¡Eh! ¡Vegetta, tío!- Willy se acercó a él, pareciendo no notar el mal humor que se encontraba alrededor de este.

-Hace tiempo que alguien no me dice Vegetta.- Le dijo con una falsa sonrisa en el rostro.- ¡Felicidades!- Dijo lo más alegre que pudo fingir.

-Gracias.- Le respondió, aún sonriendo.

Samuel, aprovechando que se habían acercado a felicitar a Willy, huyó del lugar, encerrándose en el baño.

Sus ojos picaban, su corazón dolía.

-¿Tan cabrón fui?- Se preguntó mirándose al espejo.- ¿Tanto tienes que castigarme, Karma?

Un sonoro suspiro salió de sus labios.

Así acababan sus sueños.

La persona que amaba estaba ya casada, con una persona mucho mejor que él.

Adiós sueños.

Adiós ilusiones.

Salió del salón, intentando no llamar la atención de nadie. Se subió a su motocicleta y comenzó a manejar a gran velocidad por la ruta, ignorando todo a su alrededor.

-No entiendo… No lo entiendo…- Se secó las lágrimas que empapaban sus mejillas y abrazo a la joven.

-Guille… Sé que era una de las personas que más apreciabas, pero…

Guillermo no la oía, simplemente se encerró en sus pensamientos.

Yo… Yo cause eso.

Soy gilipollas, lo soy, claro que lo soy…

No… No quería esto para nosotros… Samuel, yo te amaba… Mucho más que a cualquier otra persona…

Y sin embargo, a pesar de saber realmente que pasaba por su cabeza, le sonrió a su actual esposa.

-No te preocupes. Estaré bien.- Le paso un brazo por la cintura y beso su frente.

-Vale.- Ella sonrió y beso sus labios.

Qué cruel me siento mintiéndole así a una chica como ella…

Pero decidió continuar con su vida. Con un gran vacío dentro suyo.

¿Cuánto tiempo aguantaría sin Samuel?

¿Cuánto se puede vivir sin el amor de tu vida?

One-shots Wigetta. (Historias sin nada que ver una con la otra.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora