¿Por qué me abandonaste?

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Él lloraba con gran intensidad, intentando tapar la herida de bala en el pecho del otro.

Vegetta sabía que ya todo había acabado, que era imposible el cambiar lo que ocurrió.

-Willy… Por favor… No me dejes solo.- Dijo entre llantos ahogados que se perdieron en la oscuridad de la noche.

En menos de quince minutos apareció una ambulancia, y en menos de diez, el aclamado Willyrex había dado su último respiro, dejándose caer inerte en los brazos de su pareja, no sin antes decir un “Te amo”

El pobre Samuel lloraba desconsoladamente cuando lo separaron del cuerpo de su amado.

No quería, no podía creer que esto era cierto.

Ese último “Te amo”, resonaba en su cabeza, sin dejarlo pensar, dormir o incluso comer. Sus amigos intentaban calmarlo, pero no podían.

El funeral fue una tortura para Samuel, el cual no pudo evitar llorar nuevamente, acompañado de todos esos amigos que habían compartido tardes enteras junto a Willyrex. Todos llorando frente a aquella urna.

-Era un chico querido por todos.- Dijo Staxx, sin poder evitar el soltar lágrimas, pero manteniendo firme el tono de su voz.- Él… Era mi mejor amigo… Haberlo conocido fue lo mejor que me ocurrió…

Pero Vegetta ya no oía nada. Solo llantos desconsolados a su alrededor.

“Willy, estar sin ti es como estar muerto, ¿de qué sirve estar aquí?” Pensó durante un momento.

No había aprovechado suficiente el tiempo que había tenido con él.

Habían peleado muchísimo.

Se arrepentía de todas y cada una de esas peleas, lloraba por cada insulto que le había dirigido.

Pasaban los días y Samuel iba cada vez a peor.

Ya no comía, y si bebía agua de vez en cuando era un milagro. Su cuerpo a simple vista había desmejorado considerablemente.

Incluso su amado canal.

No se sentía con energías de nada.

“Seguramente Willy me echaría la bronca de ver como estoy.” Pensó, dejando escapar una sonrisa, que inmediatamente se transformó en llantos.

-Lo siento, lo siento…- Se decía a si mismo sin dejar de llorar. Algunos de sus amigos iban cada tanto a verlo, pero él simplemente les ignoraba.

No sentía deseos de hablar.

Su vida había perdido el rumbo, pero, él era un chico fuerte, ¿no?

Miró su muñeca unos segundos e inmediatamente negó con la cabeza.

-No caeré… en eso.- Dijo cerrando sus ojos, pero su mente solo pensaba en eso, en la salida fácil.

En terminar su miserable existencia y poder ir con Willy.

“¿Los gays estarán permitidos en el cielo?” Pensó sarcásticamente, claro que lo estarían.

Willy debía de ser el Ángel más apuesto y amable de todos.

Tomo el cuchillo y sin dudarlo, cortó su muñeca, recostándose en la fría losa de la habitación. -¿Lo recuerdas Willy?- Dijo sonriendo.- Cuando dijiste que me amabas…- No hubo respuesta, pero aun así, Samuel continúo hablando.- Y también… La reconciliación luego de la primer pelea… ¡Cómo olvidarlo!- Sonrió y cerró sus ojos, diciendo una última frase antes de alejar su existencia de este mundo.- Te amo, Guille.

“Yo también, Samu.” Resonó en la habitación.

One-shots Wigetta. (Historias sin nada que ver una con la otra.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora