Narra Vegetta.
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Y ahí estaba él, detrás de Alex como siempre. Incluso sabiendo que cosas sentía por él, seguía contándome todo lo que ocurría en su interior cuando Alex le daba una “señal de afecto”. Si, el amor te ciega, pero esto es demasiado, incluso para Willy.
-Sé que soy gilipollas por seguir amándolo, pero… No entiendo que es lo que tiene, simplemente no puedo separarme de él.
-Ya.- Le respondí cortante. Al parecer el se olvidaba de lo que me dolía el verlo así. Más sabiendo que Alex no lo veía como nada más.
-Pero eh, que sé que Alex me quiere, quizás no como yo a él, pero me quiere.
Pero jamás te querrá como yo te quiero a ti
-Claro, eso seguro, te quiere.
El dejó escapar un suspiro.
-Vegetta, sabes porque no puedo salir contigo, ¿no?
-¿Por qué no soy Alex?- Susurré, totalmente desganado.
-No mamón, porque, ¡míranos! No pegamos juntos, para nada.
-¿Eso realmente importa? Lo importante es que nos amemos y… Bueno, eso.
-Sabes que te quiero…-Comenzó a decir.
-¿Pero?
-Pero no.
Evite mirar hacía la pantalla, incluso sabiendo que no estábamos hablando con cámara: Sentía como mi orgullo se caía más y más hacia lo profundo del abismo.
-Claro que lo sé, ¿de verdad crees que me sigues gustando?- Soltó una fuerte carcajada, y yo solo seguía sintiendo a mi orgullo arrastrarse, pidiendome que parará.
-No lo sé, aún no sé porque tendria que te gusta alguien como yo.
Eres amable, sincero, decidido, sabes cuando disculparte, sabes como cuidar a las personas, eres atento. Tienes tantas cosas buenas que aún no has notado, Willy.
-No me gustas, tío.- Le dije intentando reír.
-Vale, vale, lo he entendido.
¿Era tan difícil que me mires? Solo una vez, notame, date cuenta de cuando miento.
Ámame.
Solo eso te pido.
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Narra Willy.
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Estaba comenzando a notar los defectos de Alex, como él también era una persona normal, como cualquier otra, y… Lo cabrón que era también se notaba, se notaba bastante. Y sin embargo, comenzaba a ver las cosas que Vegetta hacía por mi, no me trataba mal, me aguantaba cuando hacía falta y desde que lo conozco no me ha fallado ni una sola vez.
Pero ya era algo tarde para enamorarme de él, ¿verdad? Ya no parece sentir algo por mi. Luego de haberlo decepcionado tantas veces, no me sorprende.
Yo fui el gilipollas.
-¿Entonces ya no sientes nada por mi?- Le insistí en la llamada.
-No, Willy, tío, que cansino eres.- Dijo, con un ligero tono cabreado.- Que ya no me gustas, se acabo.
Tragué saliva. No tenía más remedio que dejar que lo supiese.
-Pero, Vegetta, a mi tu… me gustas.- Dije sacando toda la valentía que tenía dentro mío.
El silencio reinaba en la llamada y sin previo aviso, cortó.
Supongo que debería rendirme, es para nada insistir en esto.
“Willy, eres un capullo.” Me envió.
“Lo sé.” Respondí.
“Pero me sigues gustando.”
Sonreí. Creo que era la primera vez que algo me sacaba una sonrisa tan sincera y tan llena de felicidad como esto lo había conseguido.
“No sabes que feliz acabas de hacerme.”
Solté el móvil y comencé a reír, es que ¡joder!, es imposible que no reaccionara así si él, a pesar de todas las gilipolleces que hice, me acepta.
Y me acepta tal y como soy, con mis defectos y todo.
Es que… Si, lo amo.
