Reviví IV

25 6 0
                                    


Mientras más avanzábamos
más libre me sentía.
Voltee a ver atrás un par de veces y veía cómo de mí se desprendían trozos de ropaje
y me sentía cada vez más liviana
dejando atrás todo lo que me pesaba;
me sentía cada vez más cómoda.

Ella no decía nada sólo me vía y sonreía
su sonrisa era tierna y sincera,
se veía realmente feliz al tenerme con ella.
Por ratos soltaba risitas nerviosas y se notaba tanta emoción en su rostro,
que logró contagiarme al mismo tiempo.

Me comencé a poner ansiosa por saber a dónde nos dirigiamos,
su sonrisa comenzó a desvanecerse de su rostro poco a poco.
Directamente a los ojos me miró
y con voz firme me dijo:
"Por cada cierta distancia recorrida
una parada hay que hacer;
mas no debes temer,
porque la fortaleza en tu interior la has de tener".
La niebla descendió,
todo se oscureció
y ella desapareció.

IntrospecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora