Lágrimas

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Recuerdo tus lágrimas, las mías no faltaban. Todo se complicó la noche que nos vimos los dos.

Aquella noche confesamos, sentimos y reparamos corazones, corazones rotos o mentiras que nos destruían.

Nos reprochamos, sufrimos y rememoramos, memorias pasadas, vivencias presentes, recuerdos futuros de un futuro incierto, de un infierno.

No sé qué va a pasar, ni si estoy preparada para acabar. Solo sé que de alguna forma terminará, y que a ninguna nos gustará.

Comenzó siendo un juego, como niños pequeños. Llegó a algo más, para sufrir, pensar, reflexionar.

Ahora ambos estamos igual, solos, acabados, destruidos. Nos quedamos el uno al otro, o eso creímos.

¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas de aquel juego en el que yo era la presa? ¿De aquella apuesta en la que, como no imaginaba, apostaste contra mí?

Dolió, no lo negué, solo sonreí y fingí. Como siempre. Ahora lo he aceptado, y tu vuelves con que me quieres. Quiero creerte, pero mi corazón, mi alma, mi mente. No pueden.

No me conoces, nadie en realidad. Por mucho que creáis que muestro, todo es falsedad.

Porque son sonrisas, no: son mentiras.

Parezco estar bien, y en realidad estoy mal. Porque mis problemas me los callo, mis lágrimas las aguanto, mis sentimientos los encierro y mis pensamientos los quemo.

No quiero que los veas, ni tú ni nadie. No se puede ver, ni oír, ni tocar... Nada.

Solo aparentar, porque estoy rota por dentro, pero me arreglo con celo.

Tu me ves de porcelana intacta, cuando soy plástico incierto.

No merezco esa oportunidad, los libros van más allá. Parece irreal, tal vez lo sea. Pero... ¿Qué más da ya?

Acabamos destruyéndonos, matándonos, dañándonos. Acabamos sufriendo y fingiendo, para no preocuparnos.

Nos convencemos, aunque sabemos que es falso. Que estamos mal, fatal. Y siempre vamos a estarlo.

No se puede arreglar, porque para arreglar lo que otro rompió no hay cura, ni amor, ni corazón. No hay historia ni novela, por mucho que cuenten estas, que arreglé de verdad lo que sientes en lo más profundo de tu mente.

Dejémoslo estar, porque así está bien. Porque así no nos haremos daño, ni lloraremos más. Así ni habrá que fingir de nuevo ni rompernos de más, destrozarnos por dentro, y de vernos ya ni hablar. Seguiremos mal, pero mejor que si empezamos y luego nos lo guardamos.

Eso jamás.

No creo que pueda más, volver a fingir, seguir fingiendo. Porque soy de cristal, no de hierro. Mi corazón no es puro, mi alma es negra. Toca la tecla, sangrará sin pena.

Lo siento, pero recuerdo tus lágrimas, las mías que no faltaban. No volveré a pasar por eso. Se acabó el tiempo, adiós, me marcho, te niego y me pierdo...

*POEMAS* ESPAÑOL | GALEGO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora