Capítulo III

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Hay muchas personas que conoces en tu vida, es cierto, pero solo una tiene la capacidad de robar tu corazón, de tenerlo y hacer con él lo que quiera, ya que uno mismo se lo permite. Es el caso de muchos, quienes entregaron su corazón sin condiciones y lo lamentan, pero en mi caso a pesar de eso sigo sin arrepentirme ni un minuto, ni un segundo, de todo lo que viví con esa persona.

Porque una parte de mi sigue creyendo que yo fui destinado para él.

Incluso si lloraba hasta que mis ojos se cerraran, no me arrepentí, ni con el pasar de los años lo olvidé. Y hoy me encuentro aquí, dónde comenzó nuestra historia, tratando de seguir su aroma por todos los lugares que compartimos. Sonriendo con nostalgia por cada recuerdo.

Estamos bajo el mismo cielo, pero..."no me has olvidado, ¿cierto?"

He pedido a gritos que no lo haga, desde el día en que nos separamos.

¿Quién había pensado que un día llegaría nuestro final? Yo no estaba preparado, y sin embargo lo deje ir, sin limpiar sus lágrimas, sin hacerme cargo de sus heridas ni de las mías. Solo me fui, y nunca más supe de él. Nunca más volví a ver sus brillantes ojos, su sonrisa, ni a escuchar su voz diciendo mi nombre.

De pronto, mi corazón se había derrumbado sin quererlo ni desearlo.

¿Por qué?

Porque no pude hacerme cargo de algo tan frágil, cuando yo también sufría.

Sobre mi mano reposaba el anillo de bodas, sí, nosotros unimos nuestras vidas después de cuatro años de relación. Creímos ingenuamente que seríamos felices, pero esta vez, no lo contradecimos porque deseábamos serlo, aun así, aquello realmente no estaba escrito para nosotros.

Pensarlo es muy triste.

Pero me pregunto, ¿por qué nosotros?

Llegue a odiarlo, y sobre todo odiarme a mí, porque no lo aceptaba. Y cuando lo hice, su ausencia fue más notoria en mi vida. Ya no estaba a mi lado, ni en mis noches, ni en mis mañanas, no estaba en ninguna parte.

Ninguno de los dos fuimos capaces de soportar la perdida de un ser tan inocente, y a pesar de que dijimos "todo va pasar, todo estará bien, debemos dejarlo ir" a pesar de eso no pudimos cumplirlo.

Sin darme cuenta estaba llorando otra vez, en silencio, pero tan desgarradoramente que mi respiración era dificultosa.

Me sentí un cobarde como en ese tiempo, pero es así como en realidad viví, no hice nada para detenerlo cuando dijo "debemos terminar" mi corazón aún recuerda como se sintió aquel día, no latía constantemente, solo lo necesario para mantenerme vivo.

"Lo siento" dije, en cuanto estuve solo en aquella casa "Lo siento tanto" murmuré tomando la fotografía que sungyeol y yo habíamos tomado con Daehyun el día en que lo adoptamos, aquel pequeño que, justamente ahora debe estar observándonos desde donde está.

"¿Estás bien, bebé? Papá ha vuelto" Después de tanto lo hacía, en algún momento debía venir y enfrentar mis recuerdos los que había dejado atrás hace dos años.

Aunque vivo el presente, no olvido mi pasado.

Mi pequeño corazón no olvida.

"¿Myungsoo?"

Mi pequeño corazón...no olvida.


~○~

Les debo el epílogo :)

Walking on memoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora