~Tulipán Rojo~

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-Joeeeeel-gritaba Emma desde muy lejos...

La veía correr y cada vez acercarse a mi, llevaba el vestido blanco que le regalé cuando apenas supe que iba a ser de nuestra familia. Sonreía y me saludaba con una mano mientras corría por un pastizal lleno de flores blancas que se tornaban rojas.

-Joel, te encontré!- dijo y me tomo de las dos manos sonriendo muy alegremente como siempre.

Y a continuación se volvía mas alta y mas madura, su belleza se aumentaba mientras las flores se iban tornando mas rojizas hasta llegar un rojo tan intenso y vivo. No podía dejar de asombrarme por la escena que estaba viviendo.

-Joel, no olvides tu promesa...- dijo sonriendo y agarrándome la mano para después permanecer al lado mío mirando al frente.

Hice los mismo que ella y observé a dos niños que corrían y jugaban juntos.

Yo y Emma de niños, donde yo le prometía que siempre estaría con ella y ella me juraba que se iba a casar conmigo.

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-Mhmm...me quedé dormido...- dije cuando apenas podía abrir los ojos del sueño que tenía. Me estiré en mi silla, arregle mi corbata y contemplé mi oficina.

Papeles bien acomodados, la impresora con tinta, y los últimos balances de la junta listos para ser bisados por el jefe a cargo.

Suspiré al ver tanto orden, menos en mi escritorio.

"Que estará haciendo Emma" pensé, mirando los edificios que daban hacia la ciudad transitada, parado y apoyado en un vidrio, decidí llamarla con una escusa que se me ocurriría apenas la llamara.

Tome mi celular y vi la hora, eran las diez de la mañana, justo a esa hora ella estaría yendo a sus lecciones de piano, como todo un Viernes normal.

El dia anterior había festejado mi cumpleaños, aunque tenia que trabajar al dia siguiente.

Sonreí al acordarme de que Emma me había pedido que ella arreglaría todo para que yo no tuviera contratiempos con los asuntos de la compañía, pero al final el abuelo no se lo permitió y tuve que encargarme yo de todos los preparativos.

Nuestros padres estarían de viaje para ver los candidatos de comercio en el exterior, asi que tampoco pudieron asistir pero ayudaron desde afuera para organizar las invitaciones y el lugar a donde se organizaría la fiesta.

-Emma se veía muy linda con ese vestido que fuimos a elegirlo juntos...- dije en vos baja y suspirando con el teléfono en la mano.

-Ese sueño no estaba tan mal...seria "pesado" si la llamará ahora?- dije preguntándome a mi mismo y tratándome de decidirme en llamarla o no.

-Y si piensa que soy un pesado por llamarla a esta hora?!- dije en vos alta como si le preguntara al reflejo del vidrio que tenia una expresión preocupada.

-Disculpe doctor, aquí esta la información de las escuelas que me pidió y que aconsejó su abuelo.

Al escuchar la voz de mi asistenta pegue un salto del susto y mire los papeles que sostenía con ambas manos.

-...Ah!, si, muchas gracias!- le dije recibiendo los papeles con las dos manos.

-Me necesita para algo más?

- No, no, por ahora no.- respondí algo nervioso.

-Esta bien, discúlpeme...- diciendo esto, cerro la puerta sin ningún ruido o al menos estaba tan aturdido de la vergüenza que no pude escuchar la intensidad en la que cerro la puerta.

La verdad Where stories live. Discover now