Just One More Night (ItaDei)

Parte 2: Día

Deidara, a pesar de que ya empezaba a despertarse y desperezarse, no abría los ojos. De pronto empezó a notar una mano acariciando su cabello y abrió los ojos exaltado mientras se incorporaba. Al dar un vistazo sobre la habitación y después ver a Itachi tumbado a su lado suspiró con alivio; nunca dormían juntos, así que por un momento se había olvidado de dónde estaba y con quién.
Itachi siguió observándole con atención, consiguiendo que Deidara se preguntara por qué el pelinegro siempre hacía eso; no es que le pusiera incómodo, simplemente le daba curiosidad saber qué analizaban esos ojos oscuros. El rubio pasó una mano por su cabello, apartándolo de su cara y vio una pequeña sonrisa en el rostro de Itachi que le hizo fruncir el ceño, confuso.

— ¿Y esa felicidad?- preguntó Deidara con cierta curiosidad. Itachi se incorporó y besó a Deidara en la mejilla, ya que se encontraba detrás suyo, respirando en su nuca. El rubio no podía sentirse más confuso- 

— Adoro la manía que tienes con apartare el pelo, te hace ver adorable.- Deidara se quedó paralizado con esas palabras, abrió mucho los ojos e inmediatamente notó el calor subiendo a sus mejillas mientras maldecía internamente por ese sonrojo inevitable-

— Por favor, Itachi, deja de decir tonterías.- intentó volver al tono molesto pero a la vez despreocupado que le caracterizaba, pero su sorpresa aún duraba-

— Es la verdad.- agarró el pelo de Deidara y lo apartó, dejándolo todo sobre un hombro para, seguidamente, abrazar su cintura y comenzar a repartir besos sobre su sensible cuello-

— Itachi, en serio...- el rubio no podía ni articular palabra a causa de los besos en su cuello que le hacían volverse loco. Poco después comenzó a sentir caricias en su pecho que consiguieron arrancarle algunos suspiros- A la mierda.- murmuró-

Con un rápido movimiento volvió a tumbar a Itachi en la cama para después posicionarse encima suyo, dejando sus cuerpos muy cerca y juntando sus labios mientras dejaba que las manos del pelinegro recorrieran su cuerpo, hasta que se posaron sobre las nalgas del rubio y empezó a amasarlas, consiguiendo que cerrara los ojos por el placer que comenzaba a sentir y sacándole pequeños gemidos. Deidara comenzó a frotar sus entrepiernas, consiguiendo arrancarle un ronco gemido a Itachi que le hizo sonreír con satisfacción. Le encantaba ser el que conseguía sacarle estos sonidos al moreno.
Deidara volvió a abrir los ojos, encontrándose con los oscuros de su acompañante ya mirándole. El rubio volvió a pasarse una mano por el pelo para apartarlo de su cara, consiguiendo que Itachi empezara a repartir besos por su cuello y bajar hasta la clavícula. Deidara aprovechó que Itachi tenía la cabeza algo levantada para deshacerle la coleta y enredar sus dedos en su pelo. El pelinegro sonrió por la acción y le dio un leve mordisco a la clavícula del rubio, haciendo que volviera a gemir, pero justo cuando iban a volver a besarse la puerta se abrió, dejando ver a un peliblanco.

— Oye, Uchiha, Kisame te bu...- antes de poder terminar la frase vio con quién estaba el pelinegro y qué estaba haciendo- Vaya, veo que interrumpo.

— ¡Me cago en tu puta madre, Hidan! ¡Aprende a llamar a la puta puerta!- le gritó Deidara-

— Perdón, perdón. Pero ya que estás tú también aquí os diré que deberíais bajar.- habló el intruso con indiferencia-

— ¡Que te largues de una puta vez, idiota!- volvió a gritar Deidara mientras cogía un cojín que estaba cerca suyo y se lo lanzaba a Hidan, aunque éste cerró la puerta antes de que le impactara en la cara-

Deidara suspiró con frustración y se dejó caer sobre el pecho del moreno, quien le envolvió inmediatamente en un abrazo.

— Maldito pervertido de mierda, ¿a caso no le enseñaron a llamar a la puerta? Ya veo lo que pasa si se nos olvida cerrarla con llave.- mascullaba el rubio- Le volaré la cabeza en cuanto lo vuelva a ver.- Itachi comenzó a acariciar el cabello del rubio, haciendo que, sorprendentemente, se relajara y suspirara con calma- Joder. encima ha cortado todo el rollo.- Itachi, sin ser totalmente consciente de sus acciones, se inclinó un poco y besó la cabeza del rubio, causando que éste se volviera a sorprender, aunque no le desagradaba tampoco-