Capítulo 11: Bipolaridad extrema.

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|| >> Narra Melo << ||   

No puedo haberle hecho esto a María. Si yo fuera ella nunca me habría acercado a la famosa Yellow Mellow. Me ha dolido que me dijera que me quería y que se hubiera preocupado por mí cuando lloraba después de que yo desconfiara tanto de ella, joder. Es demasiado inocente y demasiado buena para mí.

Le dije que le diría si íbamos a quedar o no, y yo quiero verla, abrazarla y besarla, pero siento que no merezco eso. Pero la vida es injusta, y hay gente avariciosa como yo que quiere acaparar lo mejor de este mundo, así que le envié un mensaje contándole que tenía que comprarme unos zapatos de montaña nuevos para caminar por las dunas de Marruecos y todo eso. Ella contesta que también necesita un par de cosas, así que quedamos a las 5 en el centro.

Antes de salir pongo una lavadora, y al meter la camisa que me puse ayer encuentro un papel en el bolsillo."698 45 67 22 - Celia" Esta escrito con tinta un poco corrida, supongo que lo escribiría con prisas. ¿Celia? Ese nombre no me dice nada, y no recuerdo haber metido eso ahí. La única respuesta que se me ocurre es que algún fan me lo hubiera metido en un momento de despiste. Dejo el papel en la mesilla de noche y prosigo con la colada.

(...)

Llego al sitio acordado dos minutos tarde, ¡nuevo record de puntualidad! Pero aún así María ya ha llegado, está apoyada en la pared mirando a la gente pasar. Para su mirada al encontrarse con la mía y sonríe levemente. Yo hago lo mismo.

- Hola. - Saluda cuando estamos lo suficientemente cerca.

- ¿Sólo hola? - Pregunto dándole un fuerte abrazo. Ella coloca sus manos en mi espalda suavemente, sin ganas.

- No lo sé, la verdad. Me has dejado rallada con lo de esta mañana.

No esperaba que sacase este tema tan rápido. Me resulta muy incómodo.

- Ya, lo siento. Quiero que todo esté como antes.

- ¿Y ya está? ¿Me dices esto después de haber llorado sin darme ninguna explicación, decir que eres horrible y desconfiar tanto de mí?

- A lo mejor no ha sido buena idea quedar. - Susurro sin mirarle a los ojos, ahora mismo me es imposible.

- Yo también quiero que todo esté como antes, pero al menos dime que estás bien, por favor.

Levanto la vista, y esta vez es ella la que llora, con una sonrisa rota. Una simple lágrima, pero llora. Yo la vuelvo a abrazar, María entierra su cabeza en mi hombro, y yo le acaricio el pelo.

- No te preocupes tanto por mí, amor. - Le susurro, todavía estando unidas.

- Pero te quiero.

- Y yo. - Le doy un beso en la mejilla. Siento los labios húmedos y salados por sus lágrimas.

Mira a su alrededor, un poco más tranquila. Hay muy poca gente en la calle y la mayoría está suficientemente ocupada mirando su teléfono para no prestarnos atención. 

- Nadie se ha fijado en nosotros. - Le intento calmar. Ella asiente. - ¿Podemos hablar mejor de esto luego en mi casa? Ahora mismo prefiero comprar todo lo que toca.

- Sí, claro.

Acto seguido saca de su bolso una lista con lo que necesitamos para el viaje

- Joder, menos mal que eran un par de cosas. - María se ríe mientras relee la lista en voz alta.

- Vale, primero al Decathlon.

(...)

La situación siguió un poco incómoda, pero mucho más relajada que antes. Compramos todo lo necesario entre bromas y risas, miradas y sonrisas. Estuve conteniendo mis ganas de besarla y pedirle perdón por todo lo que he hecho, pero tenía miedo de que me rechazara.

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2017 ⏰

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