Hay muchos maestros del mushi, Ginko es uno de ellos, el más reconocido claro está. Pero...¿qué pasaría si en sus viajes conoce a una maestra del mushi? ¿Y tienen que convivir un largo periodo de tiempo por el bien de TODA una aldea?
Ella, extrovert...
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Narrador externo:
-Akemi, ven aquí en este mismo instante, onegai- suplicaba un albino corriendo tras una pequeña azabache-
-No quero.-se quejaba la pequeña, corriendo intentado escapar de su padre-
-¿Qué sucede aquí?-preguntó una mujer de cabello azabache entrando a la sala-
-Oka-chan, dile a Oto-chan que no quero usar ese vestido...-suplicó la niña aferrándose a las piernas de su madre-
-Akemi, obedece a tu padre-replicaba la mujer-
-Oka-chan, ese vestido no me gusta-dijo la niña soltando las piernas de su madre y cruzándose de brazos-
-Akemi, cielo, será solo por unas horas mientras vamos los cuarto juntos hasta la casa del Patriarca Amane- aseguró su madre- Luego cuando te dejemos en casa de tu tío Adashino podrás usar pantalón si gustas-dicho esto la madre logró convencer a la pequeña-
-¡Hurra!-celebraba Akemi lo que ella consideraba su victoria personal sobre su albino padre, a la vez que tomaba el dichoso vestido de manos de éste y subía a su cuarto a toda velocidad para poder ponérselo-
-Gracias...-dijo con cierto sarcasmo el hombre albino a la vez que rodaba su único ojo-
-De nada, Ginko-sempai-susurró la mujer a su oído, él aún se sonrojaba con las más mínimas muestras de afecto-
-Oka-san, Oto-san- un pequeño albino irrumpía con calma en la sala evitando que los adultos se besaran-
-¿Si, Chisato-kun?-preguntó su madre con una sonrisa en sus labios-
-¿Podrían ayudarme con esto, onegai?-pidió el niño mostrando la pequeña corbata de moño (corbatín, pajarita, etc) que deseaba atarse al cuello de la camisa, causando leves risas en ambos padres-
-No te rías, Hotaru- "reprendió" él en un susurro al oído de su esposa-
-Vale, vale, ya te ayudo...-dijo ella arrodillándose hasta la altura de su hijo para poder atarle el dichoso corbatín- Que guapo~ igual que tu padre~-dijo con voz cantarina la mujer, haciendo sonrojar tanto al padre como al hijo-
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Una vez estaban los cuatro afuera, emprendieron el camino hasta la casa del ahora muy viejo Patriarca Natsu Amane. Ginko y Hotaru caminaban tomados de la mano, y sus hijos, Akemi y Chisato, iban más adelante.
Akemi, de 5 años, iba dando pequeños saltitos, cuidando que el vestido lila que le había dado su padre no se levantase mucho. Chisato, de 4 años, en cambio, iba a un paso mucho más relajado que el de su hermana, acomodando de vez en cuando el corbatín celeste que su tío Adashino le había enviado por su cumpleaños.
Para ambos Mushi-shi's era lo mejor que podían desear en sus vidas, y no lo cambiarían por nada del mundo.
🎤👘👠FIN👞👕🚬
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¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas!
He aquí el epílogo. Espero que les haya gustado, al igual que la historia. De verdad quiero agradecerles por haber leído Una Maestra del Mushi, y sus comentarios que me alentaron a seguir cada vez que los leía y releía.
