No es por presumir pequeño colibri, pero cuando tengas la suficiente curiosidad toca a mi puerta, y, sin temor a que te coma, pídeme que te abra, ya que en mi jardín hay néctar sin igual y totalmente diferente a esos intentos de dulcura que te ha dado la vida. Descubrirás que el perfume que emana a chorros de estas flores tan singulares te desmayaran, e induciran en un sueño tal que la realidad te parecerá una burda pantomima.