"Mal Momento"
Confundidos total y completamente, X y Zero salieron de ahí y regresaron a la base.
X estaba triste por no poder tener su cita tranquila y relajada con Zero.
Zero, por su parte, estaba algo molesto, no por no su cita, eso fue lo de menos, le molestaba el hecho de que los habían echado del parque cuando ellos no habían hecho nada.Sin embargo, no dejó que aquello lo deprimiera, no, que lo molestara por completo. Decidieron cambiar de lugar su salida para no molestar más a la reina de Inglaterra y su séquito que los habían prácticamente corrido a patadas. Si allí no eran bienvenidos mejor se iban a otro lugar para evitarse problemas.
El atardecer había llegado. Los rayos anaranjados acariciaban tenuemente las paredes del cuartel Hunter. El cielo nocturno lentamente arrastraba su larga y oscura manta sobre la bóveda celeste de la ciudad.
Ambos amantes estaban en el techo del edificio admirando lo último del día. Abrazados el uno con el otro se sentaron a admirar aquel espectáculo natural brindado por la madre Tierra.—Zero — dijo X dirigiendo su mirada al nombrado. —, tú... ¿Tú crees que las personas lo... lo olviden?
Aunque el rubio no correspondió el acto de la mirada, escuchó lo que le dijo. ¿Él qué creía? ¿Se acabaría todo aquello?
—... — se pensó la respuesta un momento. —... sí. Tranquilo, X. Ya sabes cómo son los chismes, vienen, crean escándalo y terminan olvidados... todo llegará a su fin, lo prometo.
Le dedicó una leve pero honesta sonrisa a su novio. Zero había hecho una promesa y no la rompería por nada del mundo. Así lo entendía X, él estaba seguro que con Zero todo estaría bien... así lo entendía...
El tiempo transcurrió entre risas y silencios agradables. Cuando la noche terminó de conquistar el cielo tuvieron que regresar adentro y despedirse, más bien, darse las buenas noches y unos besos escurridizos que salían por ahí y aterrizaban en la mejilla o los labios del contrario.
Las horas pasaron y la Luna y las estrellas se marcharon dando paso al bello Sol y sus nubes regresar a su puesto en el reino de los cielos. La rutina matutina dictada dos capítulos atrás se repitió.
Una vez más X fue dejado sólo en la base sin algo realmente qué hacer. Vagó por los pasillos saludando a todos y abriendo casualmente una plática de un tema al azar.
—Buen día, X.
Una voz bastante profunda y familiar sonó a su espalda.— ¡Comandante Signas! — saludó X haciendo el saludo militar (:v).
—X, qué bueno que te encuentro — declaró con un rostro relajado que, de hecho, le recordaba a Zero en ciertos aspectos. — surgió un pequeño inconveniente y parece que nos hemos quedado sin vigilancia en el área 2, cerca del centro. Te necesito ahí lo más rápido que puedas. Cómo sabrás es una zona de prioridad.
"Es cerca de donde Zero está... ¡Tal vez pueda ir con él después de mi turno!" Pensó el Hunter enamorado.
— ¡Sí, señor! Será un placer.
—Perfecto, gracias.
Sin más, ambos se despidieron formalmente y salieron en direcciones opuestas. Rápidamente, el Hunter azul, se montó en su motocicleta y salió en dirección al área 2. No era un camino precisamente largo así que en cuestión de minutos ya estaba en su destino. El tráfico era el habitual: fluido y lleno de carros. Muchas personas pasaban por ahí, tal vez más que con Zero. De igual manera, no le importó el número de personas y se centró en vigilar.
No encontraba algo inusual entre los humanos y tampoco en los Reploids que por ahí pasaban. Realmente desde que Sigma por fin había desaparecido la gran paz regresó a su trono en la gran ciudad.
X suspiró feliz. Al menos algo de tranquilidad, o a lo que se puede llamar tranquilidad... los ataques hacia él y su pareja aún era un tema por resolver. ¿Por qué las personas no podían ver a dos personas del mismo género saliendo? Esa no era la primera vez que observaba aquel comportamiento en la sociedad, hacía unos meses pudo ver una pareja de chicas ser agredidas por un grupo de jóvenes, entre ellos mujeres. Por supuesto que X los detuvo y salvo a las pobres niñas. Esos meses atrás, recordaba, apenas iniciaba tímidamente su relación con Zero. Aquellas pobres jóvenes le habían recordado la inocencia de su relación y del amor incondicional que era ese. Pero si lo pensaba bien... pudo haber sido una señal de lo que se aproximaba, la agresión, la discriminación, la burla, todo.
El de ojos verdes tragó saliva. No, aquello no pudo haber sido una "señal". ¡No tenía sentido! Ni pies ni cabeza. X era fuerte creyente de las señales y la intuición ¿Por qué no creer en ello? ¡Ya lo sabía! Por qué no tenía sentido. Sacudió la cabeza violentamente para distraerse de los pensamientos.
— ¡Marica!
Una voz de un adolescente sonó al otro lado de la calle. X dirigió su mirada verdosa a la dirección de la persona. Un joven de no más de quince años y su madre estaban parados en frente de él.
— ¡Robot marica! — se volvió a escuchar.
—Daniel, ya vámonos, deja de decir eso... —protestaba la madre responsable del chico.
— ¡¿Qué no estás pensando mujer?! ¡Es un marica! ¡Que muera!
X dio un paso atrás al escuchar lo que dijo. ¿Que muera? ¿Por qué?
— ¡Daniel! ¡Ya basta! —gritó su progenitora y lo jaló tan fuerte que por poco X escuchaba cómo le crujían los huesos al chamaco.
Finalmente ambos se fueron dejando al pobre X pensando. ¿Por qué gritó: ¡Que muera!? ¿A caso X hizo algo malo? ¿Amar es un crimen?
Finalmente la hora de partir llegó y X decidió mejor partir a la base para ahí encontrarse con Zero. La cabeza del pobre castaño estaba trabajando de más. ¡Dios! Quería dejarlo ir pero nada le dolía más que ser llamado robot. ¿Eso era? ¿Nada más un simple robot? ¿Por eso debía morir?
Que momento estaba pasando...
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¡No Pueden Estar Juntos! [ EDITANDO ]
Fanfic"¡No Pueden Estar Juntos!" Todos los encabezados de los periódicos y revistas de la ciudad y por qué no incluir las noticias por cable y radios de todo el lugar mencionaban lo mismo. El cómo se había enterado era un total y completo misterio. ¿Había...