Cap.1

118 9 8
                                    

El aire caliente empezaba a deslizarse por sus pulmones a una velocidad verdaderamente asfixiante y la arena sobre la que se encontraba tendida le provocaba un intenso quemazón en la espalda. Abrió los ojos con un ademan temeroso, sintiendo la protesta de estos frente a la intensidad de la luz del sol que durante unos segundos no le permitía ver mas allá de su nariz, como una niebla pura y engañosa que provocaba un espejismo temporal. Realmente daba la sensación de que el calor que emanaba aquella luz provocaría que aquella vasta extensión de arena y piedras empezase a arder tarde o temprano. Era cierto que en la playa solía hacer mucho calor, pero igualmente esta vez era inusualmente excesivo.

Ella parpadeó durante unos segundos para alejar las lágrimas que sin motivo aparente se habían formado en sus ojos. Tardó  unos instantes antes de dirigir su atención hacia el incesante martilleo  que producían las olas al romper en la escollera que se encontraba a penas unos metros de ella, casi pudiendo percibir un suave y tentador tintineo que inmediatamente obligó a su cuerpo a levantarse. Aquel sonido era demasiado irreal, demasiado perfecto y bonito, demasiado metálico pero a la vez , con un deje humano que hacía que las olas  danzasen a su son " Ding Dong,  Din Dong". Aquel era el sonido de una campana, tan hipnótico que ya no solamente movía las olas, sino que el cuerpo de aquella muchacha empezó a avanzar hacia el oleaje cautivado por aquella melodía.

Se acercó al borde de aquella escollera y se detuvo en su limite, sintiendo el dulce tacto del agua salada al intentar zarandear la piedra sobre la que se encontraba. No supo el tiempo que se mantuvo allí, observando aquella basta extensión de agua que se extendía a su alrededor. Finalmente, ella flexionó su cuerpo y se lanzó de cabeza contra el agua salada. Abriendo los ojos casi al instante y percatándose de cómo esta acariciaba su vista en lugar de acuchillarla y como la luz de aquel sol tan potente había sido reemplazada por una más blanca y artificial. " Ding Dong". Ella se empezó a sumergir más y más, acercándose al foco de aquella luz, temerosa. "Ding Dong". Acabó por recortar los pocos metros que la separaban de una esfera plenamente formada por una luz casi angelical para intentar tocarla.

"Ding Dong". Estaba tan fascinada con aquella luz que ni siquiera se dio cuenta de que había expulsado el resto de su oxígeno. "Ding Dong". Empezó a hundirse, sintiendo que aquel estado de tranquilidad se convertía en puro pánico al sentir como el agua salada se deslizaba por su garganta y nariz. " Ding Dong ". De ella solamente quedaron gritos cuando empezó a descender.

.........

Nymeria

Abrió sus ojos y se incorporó en la cama casi al instante. El modo en el que su respiración luchaba por salir de ella la ahogaba, obligando a su pecho a subir y  bajar mientras que las arcadas causadas por la angustia la atacaban. Cerrando con fuerza la boca, tanteaba con la mano a su alrededor para poder encontrar el cubo que ella misma había colocado anoche al lado de la cama y, con poco esfuerzo empezó a vaciar el contenido de su estomago hasta que con los ojos llorosos y un quemazón en la garganta se volvió a incorporar. Intentó ubicase entre la tenue luz de la habitación y debido a esto se obligó a pasear la mirada por la estancia mientras mandaba a tomar por culo aquella sensación tan horrible de congoja.

Ella frunció  el ceño al sentir el agridulce sabor del bilis atascado en su garganta. Nunca le habían sentado bien las pesadillas y francamente se sentía bastante tranquila al reconocer el desorden al que acostumbraba. Allí estaba su escritorio lleno de ropa y papeles, su armario semi vacío y el montón de ropa mojada que dejó ayer en el suelo por pereza a que se secase fuera.

-Ha sido una pesadilla

Las palabras salieron de ella como un triste y patético gemido ronco. Aunque aquello no iba para nadie en concreto si que se sintió aliviada al no obtener respuesta alguna. Estaba sola en casa y aquel hecho le aliviaba de una forma increíblemente inquietante.

Spectral (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora