La lluvia caerá.

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El cielo estaba nublado. El viento azotaba los techos de lata de las casas, y los niños corrían junto a sus mamás, asustados por el fuerte ruido que producían.
Se veía que claramente iba a llover, aunque ni una sola gota de agua había caído aún.

Las nubes eran negras como el hollín, o al menos eso creía el joven Jack Stone mientras miraba por las ventanas de su espaciosa y fría habitación.

Era un 29 de abril en el que nadie de su familia había disfrutado (ni siquiera el, que estaba de cumpleaños), ya que tres años atrás, en esa misma fecha, su madre había muerto de un inevitable infarto al corazón.

"Llorarás lágrimas de sangre cuando me muera, Jackie, y el cielo llorará junto a ti con fuerza" le dijo una vez su madre mientras le reprimía por ser tan irresponsable a la hora de estudiar, y es que el pequeño Jack jamás tenía malas calificaciones a pesar de no estudiar nunca.

Pero ni siquiera la muerte de su propia madre le hizo llorar. Tenía el corazón frío, como ningún otro, pero lo que le evitaba llorar a costas de la situación, era su irremediable e inevitable odia hacia su engendradora, que le había cuidado desesperadamente desde que estaba en el vientre.

Dicen que mientras mejor es la mamá, mas odio siente el niño hacia ella, pero esta vez, el crío tenía razones para odiarla.
Desde hace años, lo había estado oprimiendo a mantener a raya su consumo de ciertas comidas que eran favorables para él, por miedo a que le saliera acné en la cara, y le había prohibido escuchar ciertos grupos de Heavy Metal que según ella, eran satánicos.

Le había prohibido entrar a la escuela militar por el miedo a que se volviera mas frío de lo que ya era, y, aunque el pequeño le protestara mas de una vez, diciéndole que eso le permitiría cumplir su sueño de poder pilotar un avión algún día, su madre le había negado mil y una veces, haciendo trizas su gran sueño.
Y la que quizás mas le afectó, fue la manera tan descarada en la que la ignorante señora lo discriminaba y oprimía por su ateísmo, que desde hacía un año mantenía como ideología oficial.

Su madre no creía en la libertad de expresión. No encontraba correcto el matrimonió entre homosexuales, las demás religiones le infundían repugna, se burlaba de los no creyentes, y claro, como no, le decía hereje a su hijo, dándole sermones de media hora que generalmente terminaban con el llanto de ella.

Jack sentía indiferencia de ella, después de un tiempo dejó de importarle lo que decía, y, cuando murió, a pesar de la pena, una felicidad un tanto irremediable le inundó su corazón. Se sentía mal por eso, pero no podía evitarlo. Había obtenido la libertad que tanto había querido, y por eso, sonreía un cada tanto.

Su padre, un simpático hombre, respetado y querido, era la única familia que tenía junto a el, pues su hermano mayor vivía muy lejos. Este enorme caballero (llamado por algunos con el apodo de "El Canguro" por mantener siempre con el un bolso de cintura en donde guardaba sus cajetillas de cigarrillos Pall Mall y un encendedor de plata obsequiado por su abuelo), no podía haber sido un mejor padre para el chico, ya que le había enseñado todo lo moral, pasando por el respeto hasta la responsabilidad.

Su nombre era Arnold Stone, pero sus amigos mas cercanos le decían "El Termineitor" (literalmente así) por su gran parentesco con el actor de la película.

Siempre le decía a Jack "Las cosas se ganan" y ese había sido su mejor consejo hasta el momento. Siempre se había esforzado por lograr mejores resultados que los demás, para así obtener las mejores cosas de parte de su padre. Su primera Playstation 2 se la había regalado su hermano a petición de su padre, su televisor propio se lo había regalado en navidad por sus excelentes calificaciones, y su Playstation 3 había sido obsequiada por la misma razón.

Lágrimas De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora