Capítulo 2

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Se despertó sobresaltada gracias al tono de la alarma de su hermano, no sabía por qué le gustaba tanto el heavy metal para despertarse, ni siquiera por qué tenía el volumen para sordos.

Aparte de levantarse espídico con su música endiablada, su hermano ponía la minicadena mientras se preparaba para no hacer nada en todo el día, para no variar (según él, se estaba tomando un año sabático). Esto a ella la ponía de los nervios y la obligaba a despertarse de mal humor.

Así que se levantó de la cama, todavía con un ojo abierto y otro cerrado abrió la puerta del armario y mientras intentaba enmascarar la música de su hermano con Ed Sheeran cogió lo primero que pilló; jersey color vino, pitillos, Superga negras, bufanda negra y un abrigo; todavía hacía frío a pesar de que fuera finales de marzo.

Fue al baño para apañarse, se lavó la cara y se miró al espejo, ¿pintarse los ojos para resaltarlos un poco? Tenía los ojos bonitos pero no llamaban la atención como podían hacerlo los ojos azules de su mejor amiga, Nora. Además para qué, ya había pasado más de la mitad del curso y todavía no había encontrado a nadie en quien fijarse, bueno, había muchos pero estaban todos pillados... Así que siguió con lo que estaba, pasó de pintarse, se atusó un poco el pelo (no demasiado ya que si se peinaba parecía un león) y bajó a desayunar.

Cuando estuvo más despierta se dio cuenta de que solo quedaba Andrew en casa y eso solo podía significar una cosa (más bien dos), no le había sonado la alarma y llegaba tarde a clase.

Cogió la carpeta, el estuche y el móvil y los metió en una mochila, el ordenador lo metió en su funda y también cogió un batido y una magdalena, no la daba tiempo desayunar con calma. Cogido todo esto salió de casa cerrando la puerta tras ella y echó a correr hacia el bus que acababa de llegar a su parada pero lo perdió; llevaba demasiadas cosas encima como para correr rápido así que no pudo hacer nada.

Tenía un presentimiento, no iba a ser un buen día si empezaba así.

Esperó un buen rato hasta que volvió el siguiente bus, subió a toda prisa y sacó su monedero donde tendría que estar el abono transportes; no lo encontró así que en su lugar sacó un billete de 5 euros y pagó.

Fue a sentarse, levantó la cabeza y solo quedaban tres sitios libres; uno al lado de un hombre de cincuentaytantos que estaba dormido y se le caía la babilla (descartó ese sitio nada más ver esa babilla); otro al lado de una ancianita con bastón que tenía la bolsa de la compra en ese asiento así que también lo descartó; y el último se encontraba casi en la parte de atrás y como no, estaba él, el chico de la biblioteca. 

-Jodida casualidad - pensó para sus adentro -. Me quedo de pie, total, son cuatro paradas..

Pero en un arranque de valentía se sentó, sí, con él (lo sé, demasiado obvio, no me matéis por ello).

Pasó una parada, pasaron dos, pero en la tercera el chico se giró hacia ella y se le quedó mirando, ella sentía los ojos de este clavados en ella, se sentía incómoda, notaba que se estaba poniendo roja, así que ella también se giró:

- Oye, perdona, ¿tengo algo en la cara? - dijo para disimular que le "conocía".

- No no, no es eso, es que me suena mucho tu cara - dijo él mientras entornaba los ojos.

- Ah, pues no se de qué - tenía calor, se estaba poniendo más nerviosa todavía -.

- ¡¡Ya sé de qué!! Eres la chica de la biblioteca, la que estuvo a mi lado toda la tarde.

- Ahora que lo dices me va sonando tu cara - disimulaba fatal, tenía la cara roja como un tomate, parecía que iba a explotar -. ¿Cómo decías que te llamabas? - estaba loca por saber el nombre de ese chico.

- Marc, encantado - dijo sonriendo y dándola la mano para estrecharla -. ¿Tú?

- Claire, igualmente - dijo ella devolviéndole la sonrisa y estrechándole la mano.

Llegó la hora de bajar del bus, ya habían llegado a la puerta de la uni.

- Bueno Marc, encantada otra vez, yo me bajo ya - dijo haciendo amagos de levantarse.

- Claire, yo también me bajo, también vengo a esta uni -  dijo levantándose también.

Bajaron del autobus y fueron juntos hablando de la carrera que cursaban cada uno hasta que tocó separarse ya que cada uno tenía clase en un aulario distinto.

- Claire, ahora sí que sí toca separarse, ya nos veremos - dijo Marc con cara de tener ganas de volver a verla en seguida.

- Adiós, ya nos veremos sí - dijo Claire alzando la mano para decir adiós a la vez que se mordía el labio inferior.

Cada uno se fue para su clase, Claire entró en la suya donde el profesor de anatomía ya estaba explicando, se sentó en la parte de atrás y se puso a hablar con su mejor amiga, Nora:

- ¿Cómo es que llegas tan tarde? - dijo Nora sorprendida de que fuera Claire la que llegara tarde y no ella misma -. Luego me lo cuentas todo, sobre todo el por qué de tu cara; parece que estés en las nubes; pero ahora hay que atender que no me puede quedar anatomía otra vez...

- Está bien, luego te lo cuento todo pero tampoco me frías a preguntas - dijo esbozando una sonrisa al mismo tiempo que bajaba de las nubes.

Las clases se les pasaron volando y llegó la hora del descanso. Salieron de su clase y cruzaron el campus hasta llegar a la cafetería. Miraron a todos lados y encontraron una mesa libre en una esquina, fueron a ella y dejaron todas sus cosas, Claire se sentó y Nora fue a por un par de cafés, le tenía que contar a su amiga todo lo que acontecía con ese chico. Nora no sabía nada de bibliotecas ni de autobuses ni nada, tenía que empezar desde el principio.

Esta volvió de coger los cafés y se sentaron, entonces Claire empezó a contarle la historia.

Chico de bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora