Se supone que la creatividad viene a ti cuando menos lo esperas, aunque estoy segura de que este no es el mejor momento para iniciar una charla. ¿Qué sería lo más apropiado para empezar?...uh...quizás debería ponerlos en contexto, o decir mi nombre y quién se supone que soy, ¡ah! también podría describir mi mañana ¿a qué eso sería interesante?."50 formas de narrar tu vida mientras matas a la ex-novia italiana del chico de tus sueños" debería escribir un libro, comienzo a ver un futuro brillante.
- Ehem, se sigue moviendo.
- ¡Maldita sea!
Bien, admito que no es la mejor situación en la que he estado ni la más adecuada para pensar en mis inicios de escritora célebre, pero juro que todo esto tiene un motivo, creo que nadie asesinaría a una persona sin razón después de todo. De hecho, si lo pienso bien nadie debería cometer homicidio.
A no ser, claro, que seas yo y estés en mis zapatos.
De todos modos, primero lo primero.
Horas antes
Mis mañanas no eran para nada distintas a las de cualquier persona. Levantarse, ducharse, hacer el desayuno, despertar a Thirwall, cerrar las cortinas, asegurar las ventanas, volver a despertar a Thirwall...Todo era una rutina a la que me había acostumbrado desde que tengo memoria, y que si era sincera, me hacía feliz dentro de toda su monotonía. No puedo decir que mi vida era perfecta, pero no tenía nada de que quejarme.
Exceptuando un par de cosas.
La primera, mi dolor de culo constante. Y ojalá hablara en sentido literal, juro que las hemorroides serían algo con lo que lidiaría a gusto. Pero como nací un viernes 13, la enfermera rompió un espejo al oírme llorar y suelo pasar debajo de las escaleras; me todo este tipo de dolencia.
- ¡Si no sales de ahí ahora mismo no pienso pagar el internet!
Exclamé eufórica como si fuera yo quien realmente se encargaba de las cuentas.
Luego caí en cuenta de lo realmente estúpida que era mi mentira, tendrías que ser lo suficientemente ingenuo o imbécil para pensar que yo tenía algo más que polvo en los bolsillos.
- Esa es una amenaza de muy bajo nivel, incluso para ti. - Siseó el bulto de mantas del sofá en donde debería estar la figura de Thirwall - Ya había despertado ¡y ay de mi! cualquiera lo haría con tus dos pies izquierdos moviéndose por toda la casa.
Y ahí estaba, como todas las mañanas. Muchos tienen perros, gatos, hermanos; y yo, yo tengo un...un...
- ¿Y es culpa mía? yo no soy quien necesita las cortinas cerradas, mantener las bolsas de sangre a temperatura ambiente ¡y quitarle el ajo a la maldita pizza! - respondí sacando las rebanadas del microondas, lo que para mi era evidencia incriminatoria - ¿qué demonios? ni siquiera sabía que los vampiros podían comer esto.
Y realmente no lo sabía, podría estar envenenándolo y sería una completa novedad.
Pero Thirwall simplemente salió de su escondite con la languidez de un gato gordo, se frotó los ojos llenos de ojeras y bostezó sin siquiera mirarme a mi o a nada en particular. Seguramente estaba tan acostumbrado como yo a nuestros encuentros mañaneros, porque discutir era algo con lo que ya estábamos cómodos.
- Podrías simplemente no ser como un elefante torpe y te aseguro que los dos seríamos felices, Kyle.
Obvié su comentario y suspiré, sentía que nuestra conversación no iba a ningún lado más que a un dolor más de cabeza para mi.
Mientras ordeno mis pensamientos hacia otro lado que no sea Thirwall puedo decir que vivir con un vampiro no es como te lo pintan esos libros de rayita y tú. La razón podría ir desde que es como tener a un hermano menor a que mi vampiro no es ardiente como el sol.
Thirwall era más bien como una especie de cruza entre Noferatu — sí, ese Nosferatu — y un niño de 12 años al que sólo su mamá podría querer. No es que yo fuera una belleza despampanante, pero tendrías que topártelo a media noche para saber de qué hablo.
- Como sea, ya voy tarde así que recuerda cerrar la puerta cuando me vaya.
- Si voy contigo no creo que pueda cerrar nada.
Probablemente me fracturé el cuello de lo rápido que giré la cabeza hacia él.
- No, por supuesto que no, porque no vienes conmigo.
- Sí.
- No.
- No.
- S...— ¡es decir, no! ¡Siempre pasan cosas malas cuando vienes conmigo, y la mayoría van dirigidas hacia mi!.
Lo cual no era mentira. Cada vez que cedía a sus caprichos era como ofrecerle mi cara en bandeja de plata para que me diera un puñetazo, no sé si lo hacía a propósito, pero Thirwall era un imán de cosas malas que solo resultaban en cosas todavía peores.
- ¡Por favor, Kyle! No he salido en décadas, lo único que veo son cuatro paredes y a ti. ¿No te sientes mal?.
No sabía de qué tenía que sentirme mal exactamente, pero lo compadecía, no sé si era porque había estado encerrado desde hace tanto tiempo que seguramente había acumulado polvo o porque yo era su única compañía y probablemente no había visto otro rostro humano aparte de mamá y papá. De todos modos él era una sentencia de muerte y yo podía ser torpe, pero no tan torpe para estar de acuerdo en esto.
De todos modos debió notar que estaba tomándome mi tiempo para respóndele, porque se acercó a mi y torció el labio en lo que debía ser el puchero más perturbador que mis ojos han visto.
- Se que te he causado problemas...y un par de lesiones, pero te lo ruego, me portaré bien.
Lo observé un momento contemplando todos los posibles escenarios, y lo siento Thirwall, pero mis lesiones emocionales eran más fuertes que las promesas huecas de un pseudo-infante vampírico que estaba a punto de arrancarme la cabeza porque mientras pensaba todo esto galopé fuera de casa con tanta velocidad que con un poco de suerte no terminó de pestañear antes de notar que me fui.
Me sentía mal, sí, pero podía más con la culpa que con la responsabilidad de lo que fuera que las acciones de Thirwall traerían a mi vida. Aún así planeaba recompensar al pequeño diablo cuando volviera de la escuela, sería amable con él y reconsideraría prestarle mi cuenta de Netflix(?), lo que lo hiciera feliz.
Caminé un par de cuadras hasta la parada del autobús tratando de dispersar cualquier rastro en mi cabeza de que había tomado una mala decisión. Hoy me sentía optimista, algo en el aire me decía que el día sería distinto y disfruté de esa sensación que llenaba mis pulmones, además, tenía un agradable cosquilleo en la espalda, como si la mochila estuviese revoloteando de alegría también.
Revoloteando.
Mi mochila.
¿Qué?.
Nota:
¡Y ahí lo tienen! introducción a la vida y un poco de la situación de Kyle. Conforme avance la historia varios puntos se verán aclarados, este es sólo el comienzo, lento y disparatado.
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La buena, el guapo, la Mary Sue y Nosferatu
Humor"Cuando matas a la novia de tu crush no hay mucho que esperar de tu vida amorosa, Kyle." Portada hecha por mi queridísima @TheGirlWater01 💕