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Carta

"Esta es la primera vez que alguien rompe mi corazón, Rosé.

No puedo creerlo aun, ó ¿será tal vez que yo no quiero creerlo? Cada lágrima cae sobre esta carta, cada lágrima por ti, dedicada a ti.

Quería pedirte perdón por no ser lo que esperabas, por no haber luchado por nuestra relación, por no ser lo suficiente, también quiero pedirte perdón por si te estoy haciendo perder el tiempo con esta carta.

Siempre te hago perder el tiempo, lo siento, lo siento mucho Roseanne...

Dejaré de molestarte.
Adiós amor.

Con amor, tu ex-amor. Lisa."


La rubia dejo caer su última lágrima sobre la carta, después de que hizo el último corte.

¿Qué había pasado con Lisa? Ni siquiera ella lo sabía.
¿Cómo fue que llego tan lejos? Tampoco lo sabía.

Lisa no se atrevió a cortar más sus brazos, no aguantaría más, le dolía.

-¡Me duele!- se quejó- Soy una perdora...una cobarde...¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué no puedo olvidarte Rosé?, ¿por qué no puedes simplemente salir de mi cabeza?...¿por qué no te quedaste conmigo?

Sus muñecas sangraban lentamente, Lisa iba perdiendo la noción del tiempo y espacio.

Sentía como el dolor se liberaba, desaparecía. No lloraría más, no sufriría más, no la amaría más.

Y entonces sintió como el sueño regresaba a ella, el insomnio había desaparecido mágicamente.

🌼

Ahí se encontraba Rosé en la puerta de la menor, tocando de ésta impacientemente.

-Lalisa, abre la puerta...- dijo en un susurro por onceava vez, recargando su frente en la puerta frustradamente.

Tal vez no quería verla, ella pensaba en eso. También pensaba en que lo mejor hubiera sido quedarse en su casa, tal vez recostada en su cama, sufriendo de amor.

Porque sí, Rosé estaba sufriendo más que nunca.

La extrañaba, la necesitaba, quería abrazarla, quería escuchar su risa, quería tomar sus lindas mejillas y juntar sus labios en un beso con esa característica ternura que siempre agregaba la rubia.

Necesitaba de su perdón y compasión, necesitaba de su cariño y comprensión, de su amor incondicional que siempre le brindaba.

Tal vez un peluche de unicornio y un ramo de flores no arreglarían mucho las cosas, pero Rosé quería arriesgarse, quería luchar hasta al final para conseguir conquistarla de nuevo, incluso si esto implicaba empezar desde cero con ella.

Se extrañó de que Lisa no abriera la puerta, ella siempre solía ser rápida al abrir, entonces pensó en abrir la puerta, pero en cuanto giró la perilla, esta estaba cerrada con seguro.

-¿Y si salió? Tal vez esté con alguien más, lo mejor sería...dejarla ir- pensó la pelirroja, cabizbaja, apuntó de darse por vencida.

Porque ella sabia que Lisa merecía a alguien mucho mejor que ella, a alguien que pudiera darle lo que ella tal vez no podría, por eso ella la había dejado. Rosé sólo quería protegerla.

-¿Qué haces aquí?- escuchó una voz, sacándola de sus pensamientos, haciéndole recobrar un poco de esperanza.

🌼🌼🌼

Gracias por leer, votar y comentar~❤️

Con amor, Yungie. 🐣❤

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