Algún día...✨

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5.0.5 adora al doctor Flug. 

¿Y quién no?

A 5.0.5 le gusta andar todo el día tras su querido científico cuál cachorro pegado de narices a su bata. Andaba de acá para allá siguiendo las huellas de Flug quién solo reía de felicidad al verlo patinar por todos los pasillos tratando de seguirle el paso. 

5.0.5 disfrutaba aprender, apenas veía al dulce chico cabeza de papel hacer cualquier cosa él corría presuroso a ver.
A tratar de analizar. A conocer.
Fue así como Flug, motivado por sus suaves jaloneos y sus gruñidos tristes le enseño a cocinar, pulir, limpiar, zurcir y dibujar...

Dibujar es lo que más le gustaba...pasar el rato trazando líneas, colores y palabras incompletas que el doctor decía y su mente retenía, era lo que de verdad disfrutaba hacer en todo el mundo. 

¿Y saben que era lo mejor?

Que después de cada tarde dedicada al arte rendía sus frutos cuando veía con orgullo como el doctor colgaba sus obras entre los planos que tapizaban cada pared de la habitación.

—Eres un verdadero Picasso, 5.0.5—le felicitó para ganarse una larga caricia tras las orejas—. Definitivamente eres mucho más de lo que todos esperaban, ya lo sabía yo.

5.0.5 no había entendido eso pero no le importó. 

Él solo quería plasmar arcoíris que Flug pudiera admirar en las noches cuando no podía dormir.

🌻 

5.0.5 se preguntaba si en esa casa solo existían Flug y él. Jamás había visto a nadie más paseando por los lúgubres corredores, ni había escuchado algo más que no fueran los fantasmas del lugar susurrando al acecho. Esperando como él de que alguien más apareciera.

—¿Aroo?—sabía que su idioma era incompatible con el de su querido amigo pero valía la pena intentar—, ¿Agrrr?—repetía una y otra vez mientras señalaba su dibujo recién hecho donde se mostraba una figura toda de negro con signos de preguntas irradiando a su alrededor.

—¿Te refieres a qué si estamos solos?—el osito asintió frenéticamente. Flug llevó una mano a la flor amarilla que sobresalía de su cabeza y recorrió sus tiernos pétalos con calma—No 5.0.5, el jefecito también vive aquí solo que...—Flug soltó un pesado suspiro sin dejar de acariciarlo en ningún momento—está muy ocupado en su oficina. Algún día te lo presentaré y ya verás lo bien que le caes.

Ese día 5.0.5 se gasto todos sus crayones en miles de hojas con retratos imaginando a aquella persona con la que anhelaba convivir.
De lo último que estuvo consciente fue de haber dormido en los brazos del doctor después de enseñarle su máxima interpretación del "jefecito".

Flug rió con ganas al admirar un conejo de triste bigote ralo que apenas y sostenía un sombrero de copa alto.

—Creo que fue en lo único que acertaste...—murmuró cuando lo colocó a su lado en la cama y le besó sonoramente un ojo cerrado.

5.0.5 no podía ser más feliz.

🌻  

Un buen día el oso despertó sobre la mullida superficie que poco a poco comenzaba a dejar chica, para encontrar nuevamente la ausencia del calor de aquel flaco muchacho que ahora se desvivía en su mente desde hacia meses. Pero ahora no estaba ni en su escritorio o llegando de la cocina con un plato de salmón como cada mañana. 

Estaba solo.

Las luces apagadas y las cortinas cerradas parecían ni enteradas de que había amanecido como el reloj indicaba. Llamó a Flug con gemidos de angustia para que en su garganta muriera el fervor de invocar al científico a aparecer. 

Solo somos Villanos [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora