—Nos pusieron a trabajar juntos.
...es la respuesta de Bakugô para Saeko después de cinco minutos escondiendo su cara en sus manos. La mujer alza ambas cejas, esperando obviamente, más. De lejos se puede ver como se aprieta la mandíbula de Bakugô. Saeko suspira. El rubio toce un poco, ya casi acostumbrado a los pétalos en sus manos, y no dice nada más.
Saeko se sienta un poco más a la orilla de su sillón.
—Las sakuras, señor Bakugô, tienen muchos significados, especialmente en nuestra cultura.
Saeko toma de la mesita a un lado del sillón una pequeña libreta. La abre y encuentra rápidamente la página que necesita. La lee en voz alta:
-Las sakuras representan los nuevos comienzos y la esperanza. Son flores delicadas. Su color rosado es único y es usualmente relacionado con lo etéreo y el amor puro.
Bakugô se siente sonrojar y desvía su mirada, sacudiendo los pétalos en sus piernas. Saeko continúa:
—Muchos poetas le han dado un significado melancólico. Para ellos su belleza es especial porque no dura mucho.
Esto le causa a Bakugô otro ligero ataque de tos, pero hace como antes y respira hondo por la nariz. Se tranquiliza más rápido, pero Saeko aprovecha para decir,
—Es natural que piense que sus vidas están destinadas a ser cortas, pero-
Bakugô suspira profundamente y dice,
—No es natural; es inevitable.
Bakugô mira las florecillas y pétalos en su regazo y chasquea los dientes. No debió haber venido. Este era el tipo de situaciones que hacían que uno soltara secretos. No tenía muchos, pero los que guardaba eran importantes. Y ese era el punto, ¿no? Que él dijera en voz alta lo que ha estado guardando todo este tiempo.
Tengo miedo de perder a Deku.
Bakugô se ríe. Deku ni siquiera era suyo. Cualquier héroe que le diera el más mínimo respeto a su profesión sabía que no le pertenece a una sola persona; le pertenece al pueblo que defiende. Él y Deku han aprendido una y otra vez, a través de sus mentores y amigos y muy malas experiencias, que el destino del héroe siempre será estar al servicio de los demás y aferrarte a alguien es un catalizador para el desastre. Desastre como en el que estaba en este momento.
Si Saeko estaba incomoda por su risa, no se notaba. No dice nada tampoco. Bakugô continúa.
—En nuestra línea de trabajo no es inusual que terminemos lastimados. Somos de Yuuei; nos enseñaron a evitar peligros, cómo colaborar, ser un equipo, — Bakugô se vuelve a reír, —¿quién me creería? Diciendo estas cosas.. Pero él...
Ese día lluvioso, Deku hizo lo de siempre. Le sonríe y le salva. Le hace bromas, no lo deja solo, cuida su espalda. Cada que se acuerda que así no fue siempre, la vergüenza lo carcome por dentro. Deku, una y otra vez, ignora el pasado; no importa cuántas veces Bakugô lo arruine o se equivoque y cometa los mismos errores. A veces Bakugô cree que puede ver algo que él no.
Durante su segundo año, los profesores siguen emparejándolos en trabajos y exámenes, por su pésima relación, y los dos siguen siendo rivales. Más de una vez los dos se frustran y se pelean, pero All Might siempre está entre los dos para aclarar el aire. Y luego, cuando ya no está, Deku necesita pelear más veces, entrenar más duro, gritar más fuerte; Bakugô nunca se lo impide. Gritan juntos.
Durante su tercer año y ellos son, junto a Todoroki, los tres mejores alumnos de Yuuei, son poco menos que amigos, pero mucho más que cercanos. Y cuando el trabajo los pone a vivir en el mismo edificio departamental, Deku aparece en su puerta con un cactus y copias de las llaves de su departamento. Bakugô le grita, porque es costumbre, pero Deku ya acomodó el cactus en una ventana y al salir, Bakugô le entrega un mandil que dice, "¡Peligro! No sé lo que estoy haciendo", e intercambian llaves.
Y ese día, en la lluvia... ¿Qué le quería decir?
—Es uno de esos locos que se avientan sin pensar para salvar a alguien... No piensa en nadie.. más.. -Comienza a toser otra vez, pero siente ahora el sabor metálico de su sangre en su garganta y trata de calmarse. Tose y tose sakuras enteras, ensangrentadas, y cierra los ojos mientras dice, —¡No puedo admirarlo porque es un idiota!
Saeko contesta inmediatamente, —Sin embargo, su cuerpo está manifestando que usted CREE que él no corresponde sus sentimientos.
Bakugô se siente frustrado pero respira profundo, —¡Y usted dice que yo me estoy haciendo esto! No lo puedo entender, — Bakugô señala las flores y pétalos, ahora ensangrentados en su regazo, —¿Por qué demonios me haría esto?
Saeko sonríe, triste.
—La razón no manda al corazón, señor Bakugô, sin importar que tan cliché suene.. Y, lamentablemente, muchas personas brillantes, de mentes analíticas, especialmente aquellas acostumbradas a desarrollar estrategias y planes en situaciones de alto estrés, usualmente piensan en los peores escenarios mentales.
Bakugô siente como se tensa todo su cuerpo. Saeko procede con calma.
—De lo que usted me ha dicho, del pasado malo con esta persona, tal vez esto sea sólo mala comunicación...
Deku y él comían juntos casi todos los sábados junto a Kirishima, Uraraka, Ashido y Tokoyami. Kirishima tenía una cocina que sí funcionaba, Ashido sabía cocinar y Deku tenía el recetario de su mamá. Uraraka y él estaban vetados de la cocina. Tokoyami es el favorito de todos.
Un día, estando los dos ebrios, Deku le confesó que no podía creer que fueran amigos; que lo hacía increíblemente feliz.
—Yo creo que deberían platicar. No digo que le vaya a corresponder, pero escuchar la verdad le hará bien. Especialmente para tomar una decisión tan definitiva como la hipnosis.
Ellos nunca se entienden. ¿Cuántas veces han tenido que llegar a golpes para hacerse entender cosas simples? Aun así, Bakugô alimentaba a todos los gatos que recogía Deku de las calles. Aun así, Deku y él eran siempre emparejados en la oficina. Aun así, ambos compartían un trago en el aniversario luctuoso de All Might.
Bakugô alza la mirada, Saeko sigue hablando.
—¿Ya hablaste con él?
Bakugô se levanta de un sólo jalón y se hace una mini avalancha de pétalos de flores en sus pies. Mira a Saeko, una mirada llena de inquietud y sorpresa.
Saeko sonríe y dice, —Le mandaré la factura en el correo.
Bakugô se va corriendo de la oficina. No está demasiado lejos de su edificio si usa los techos.
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sakura
FanfictionBakugou empieza a tocer pequeños y delicados pétalos rosas y, como siempre, es culpa de Deku. (Completo.)