Por el ayer

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Todo esto comenzó una mañana, como otra cualquiera, salí sin saber lo que pasaría. No sabes todo lo que se me llegó a pasar en aquel momento por la cabeza, en menos de un segundo la vida te lleva de cero a cien y sin poder retroceder. Te acelera sin frenos, en situaciones de frenesí, convirtiendo momentos de Génesis en Apocalipsis.

Hoy entiendo muchas cosas de las que no me di cuenta, como aquella mirada perdida que se me escapó al verte, aquella preocupación que sentí al verte salir. Ese beso que te pedí antes de marchar, sin saber que era el último, y un 'Cuídate' porque sin ti no viviría feliz.

Esa mañana sonaba nuestro canción, aquella que bailabamos desde pequeños, la que nos hacía olvidar lo demás, la que nos hacía especial. Aquella que me encantaba verte bailar, con el pelo suelto, mientras me sonreias. Seguí los mismos pasos que cada día, siempre vivía entre bueno o lo malo sin encontrar término medio, pero al final siempre acabo convirtiendo mis defectos en virtudes. Pero como todo, aquella mañana empezó mal. Llegué tarde a trabajar y todo comenzó con un mal sabor de boca. Las horas transcurrían como siempre, hasta aquel momento y aquella hora.

El teléfono comenzó a sonar sin que nadie pudiese contestar. A la segunda llamada si que pude contestar, y al final, después de tantas cosas malas, ya esperas algo bueno pero no la vida no es como esperas. Nunca esperas noticias así, menos enterarte por teléfono, sin poder hacer nada y sentirte impotente porque ves que alguien que quieres se está escapando sin que puedas hacer algo para evitarlo. Tres horas, los ciento ochenta minutos más largo de mi vida, una mirada pérdida y sin saber que hacer. Reviviendo momentos, por miedo que se conviertan en recuerdos, y que mi presente pase a pasado.

Toda mi vida estaba pasando por aquella habitación del hospital, sin poder reaccionar ni ayudarla, acababa de ver mi límite. Veía como tu luz se iba marchando poco a poco.

Te llegué a perder sin poder despedirme, pero la vida va así. No pude verte y cuando lo hice no te reconocí, cierto era eso que nunca volveremos a ser como fuimos. Después aquel accidente de tráfico, no nos volvimos a ver, tu nunca volviste a saber quien fui ni lo que llegaste a sentir por mi. Yo perdí lo que tanto tuve miedo a perder. Ella había cambiado, su carácter y las formas que tenía. Todo era diferente.

Nunca volvió a ser como fue, hoy sigo echándole de menos. El tiempo no para, el reloj de arena de la vida continua sin volver a ser como fuimos pero el camino parece seguir oscuro. Todo siguió avanzando, ella conoció a otro, se enamoró y pareció olvidarme. Yo aquí estoy, con las ganas de acabar con lo que empece y esperando a ver si vuelves pero recuerda que si algo se va, nunca vuelve, escribiéndole una vez más.

Hoy ya todo ha acabado y tu seguirás siendo lo que eres, tu sin mí y yo sin ti, pero al final siempre me quedarán un millón de cartas y de amaneceres en mi cama. De despertares a las 3 de la madrugada y de nuestra canción. De lo que fue, pudo ser y se acabó. Pero el fin no es más que otro comienzo.

Aquí sigo, cuando acabe todo habrá terminado, los recuerdos se habran borrado y yo ya me habré marchado. Un viaje sin retorno, no volveré pero ya no sufriré más y ese será el mayor premio. Sólo perdóname y recuerda que todo tiene su porque. Que aveces la razón tiene razones que el corazón no entiende y que todo irá a mejor. Por todo lo vivido, lo que te falta por vivir y los ''Te quiero'' que no te dije, te echaré de menos. Todo ha acabado.

El día siguiente de escribir nuestra historia en papel, decidí volver a comenzar, borrar para intentar volver a escribir. Y a pesar de que todo ya era diferente, aquella canción seguía sonando y a ella le seguía removiendo por dentro al escucharla.

Hay historias que por mucho que acaban, nunca se borran. Que se quedan marcadas en tu mente y en tu corazón. Pero nada volvió a ser como fue, todo por el ayer.

Por el ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora