Adicción

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Me subí a mi terraza, cogí un mechero, un cigarro y lo encendí.

La vida es para vivirla, estaba viviendo por mi. Calada a calada, se me iban olvidando los problemas uno a uno, echando el humo por la boca, se me iba cada palabra que no dije en su momento.

Las razones y el tiempo, no sabes lo que me puede llegar a gustar esos momentos en los que estas tu conciencia y tu a solas, hablando de lo que ocurrió y de lo que puede pasar de aquí hasta el final, de la vida en general, el echandome en cara porque me marche, porque no dije 'Te quiero' en el momento adecuado, porque no luche por lo que quise... Encendí otro, me lo fume y otro más... Mis rayadas y yo, siempre somos uno solo, aprendí a valorar las cosas cuando ya no estaban y a pedir perdón cuando veía perderlo todo.

Entre cigarro y cigarro se iba haciendo tarde, fui a casa y comencé a escribir, a liberar todo lo que llevaba por dentro, a vaciar las lágrimas por un bolígrafo y comenzar a narrar una historia sin final feliz. Como nos pasó a nosotros.

Pero me di cuenta que era el momento de volver, de enfrentarme a mis miedos.

Todo parecía seguir igual que cuando volví a caminar por esas calles, pero nada es como una vez fue. Me di cuenta que los momentos solo se quedan en recuerdos.

Conocí gente nueva, aprendí que no todos los amigos son en los que confiamos. Que aveces la soledad es mejor que estar mal acompañado. Las razones son las experiencias.

Una noche entre copas y chupitos, la volví a ver, sentí algo especial en mi, tenía ganas de abrazarla y besarla, hasta que la vi con él, me di cuenta que no volvería a estar ella.

Un alivio y una lágrima.

Seguía triste y no sabía el porque. La promesa que me había echo había quedado en nada. Mi subconsciente pensaba que volvería pero se volvió a ir.

Nunca pensé volver a caer después de tanto tiempo. Pero siempre la segunda caída duele más que la primera, siempre con la misma piedra.

Eran tiempos difíciles en los que no sabía que hacer. Buscaba consuelo en aquello que me hacía mas daño.

Pero siempre puedes conocer gente en el peor momento de tu vida. Me acuerdo que esa semana estuve fumando más que nunca, solo eso me calmaba el dolor, beber me hacía olvidar de todo lo malo de la vida. Veía como yo solo, me iba destrozando por dentro sin darme cuenta.

Hasta que llega alguien que te vuelve a ilusionar, que te vuelve a dar esas ganas de luchar y de vivir. Sólo por el simple echo de que ella apareciera en mi vida. Alguien que nunca pensé que volveria a llegar. La conocí en un día de lluvia, era Sant Valentín, estaba fumando bajo aquella agua que caía y le pedí un mechero. Cuando la mire a los ojos no quería que se volveria a separar ni un centímetro. Su voz era tan tierna que te hacia perder entre palabras. Seguimos hablando, cada vez que quedaba con ella me hacía sentir especial, volver a sentir aquello que pensaba que nunca volvería a sentir.

Sus 'Te quiero' eran mi droga y sus besos mi cocaina. La adicción comenzó ser más grande con el paso de los meses. Pero lo que la vida te da, te lo puede quitar en menos de un segundo. Me volví a enamorar, ella también. Pero con el tiempo todo se olvida. Ella se fue separando y yo enganchandome más a ella, hasta tal punto de pensar que nunca podría estar sin ella a mi lado. Hasta que un día se marcho sin decir nada, las llamadas no llegaban y mis mensajes los borraba.

Otra vez se repetía la misma historia, desde el principio lo sabía que todo esto pasaría. Aún así no hice nada para evitarlo.

A las personas son encanta sufrir, amamos a quien no nos ama y nos olvidamos de quien nos ama. Siempre será igual, aunque lo intente, la vida va de esto, vivir experiencias, intentar disfrutar la vida y luchar por lo que quieres. Aunque en ese momento no pudiese. Yo y mi puta adicción de hacerme daño.

Por el ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora