La llegada

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-Señor el paquete ha llegado con anticipación.

-Bien, llévenlo a la sala principal y yo decidiré que haremos con él.

La imponente presencia de aquel hombre lograba intimidar a todos los presentes. Sus ojos azules, fríos y calculadores provocaban escalofríos a aquel que ose mirarlos. Se acomodó las mangas de su traje oscuro e inició su marcha hacia la sala principal con sus seguidores pisando sus talones.

- ¿Está todo listo Georgi?- pregunto El Jefe sin mirar a nadie en particular.

-Sí, señor.

Sin dar respuesta alguna, ingresó a la habitación donde un muchacho atado a una silla, con los ojos vendados y en ropa interior, temblaba de miedo, esperando el veredicto del Jefe. Sin delicadeza le quitó el vendaje de los ojos, aunque el muchacho tardo en abrirlos acostumbrándose lentamente a la brillante luz que cubría la sala.

-Tu nombre- Exigió El Jefe mientras estudiaba detenidamente el cuerpo del muchacho.

- ¿Don-dónde estoy?- El muchacho pregunto con voz temblorosa.

-Tu. Nombre. - Repitió perdiendo la paciencia.

-Yuuri- Respondió asustado.

-Yuuri ¿Qué?

-Katsuki. Katsuki Yuuri.

-Edad-

-24-la voz del muchacho comenzaba a quebrarse. Aun no se atrevía a verlo a la cara.

-Bien. Yuuri Katsuki ahora formas parte de mi formidable equipo. Próximamente mi mano derecha te dirá las reglas y Chris te entrenara para bajar un poco esta barriga - dijo apretando la mínima grasa abdominal del muchacho, quien se estremeció por el contacto repentino- Y también te enseñará el oficio.

- ¿Oficio?- pregunto el muchacho sin entender a lo que ese hombre se refería. El Jefe se agacho a la altura del rostro de Yuuri y dijo fríamente;

-Esto es un prostíbulo niño. - Con la sorpresa y miedo grabados en la mirada, Yuuri finalmente levantó la cabeza encontrándose por primera vez con el rostro de su captor.

Yuuri quedó hipnotizado por esos ojos azules, ese cabello plateado y piel pálida que tenía enfrente. Parecía una escultura de hielo; Perfecta y helada.

Por primera vez alguien se atrevía a sostenerle la mirada y eso era algo que al Jefe no le gustaba. Se sentía invadido y vulnerable. Aquella mirada chocolate lo provocaba despertando una sensación extraña para él.

De repente la puerta se abrió dando paso a un chico rubio. Este tenía una expresión de fastidio grabado en el rostro.

-Con que esto es la nueva mercancía- dijo el rubio acercándose al Jefe quien le llevaba como una cabeza en altura sin embargo tenía una actitud tan dura que no quedaba atrás. - Veo que ya estuviste estudiándolo Viktor ¿Vale la pena para el negocio?

-Sí...- Dijo Viktor en un susurro recuperando su postura firme. -Dile las reglas y mándalo con Chris. - Sin decir nada más el Jefe se marchó casi corriendo.

Sorprendido por la actitud de su jefe trató de entender que había pasado con ese muchacho para que se ponga tan raro. Los ojos verdes del rubio observaron despectivamente a Yuuri y procedió a ponerle al tanto de cómo funcionaban las cosas en aquel lugar.

-Solo hay tres reglas vitales que debes cumplir. - comenzó a caminar alrededor del chico con una sonrisa maliciosa en el rostro. - primero; Complacerás a cualquier cliente que desee tu compañía. Dos; no dirás nada a menos que se pregunte. Y tres; tiene completamente prohibido ver o pronunciar el nombre del Jefe Viktor.

-Viktor.... - dijo Yuuri para sí mismo en un susurro.

Para ComplacerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora